-Durante la lactancia
-Durante el parto
–Durante el orgasmo
Y vamos hacer hincapié en la tercera función mencionada, estoy segura que os sorprenderá de lo que es capaz de provocar en nosotros.
Hay infinidad de estudios e investigaciones que han demostrado los efectos de dicha “hormona del amor”, se ha demostrado que ésta aumenta los lazos afectivos de la pareja, aumenta la confianza y favorece una relación estable.
Se ha demostrado que sus efectos son potentes e inmediatos. La liberación de oxitocina se produce en una parte primitiva de nuestro cerebro, en el hipotálamo, encargado entre otras cosas, de las emociones.
¿Por qué solemos quedarnos acurrucados al lado de nuestra pareja después de una buena sesión de sexo?
Al segregar oxitocina durante el orgasmo en nuestro sistema límbico (la segrega tanto el hombre, como la mujer), se produce un estado de confianza y bienestar a nivel emocional que aumenta los patrones y conductas de comportamiento que asociamos con el amor; haciendo que ambas personas se sientan más unidas emocionalmente.
Pero el efecto posterior que causa después del orgasmo es diferente en hombres y mujeres:
En las mujeres cuando la oxitocina se mezcla con los estrógenos, hace que ella se vuelva más cariñosa y mimosa con la persona que tiene al lado, aumentando el vínculo emocional con esa persona.
Por otro lado, en los hombres cuando se mezcla la oxitocina con la testosterona puede provocarle al hombre una necesidad casi imperiosa de dormir. Sí chicas, después de una buena sesión de sexo… ¡por eso se quedan dormidos mientras nosotras buscamos mimos y atención!
Así pues, existe una gran probabilidad, que cuantas más veces nos acostemos con la misma persona y disfrutemos ambos de unas buenas dosis de orgasmos, hay muchas posibilidades de que esta bomba de relojería llena de hormonas, haga que nos acabemos colgando por esa persona; y en el caso de ser ya pareja… aumentará aún más nuestro vinculo afectivo.
Desde aquí solo puedo decir ¡viva la oxitocina!