En la oscuridad del cine I

Estaba acurrucada en la oscuridad del cine sobre el hombro de él, su calor emanando y calentándola como un fuego que la mantenía caliente y deseosa por ese cuerpo que conocía tan bien. La película era una de sus favoritas, la que ella había querido ir a ver a pesar de que a él no le gustaba. Pero no había dicho nada; se quedaba callado viéndola por ella.

Ella acariciaba el pecho de él sobre la camiseta que llevaba, ronroneaba en silencio rozando su nariz con el cuello de él, e, incómodo, él se removía abriendo más las piernas, como si empezara a sentirse mal en esos momentos de acercamiento.

La mano de ella navegó por su pecho rumbo abajo, en zig zag, lentamente para no equivocarse en el camino, surcando esos mares que recordaba haber recorrido con su lengua, sus labios, sus manos… Pronto llegaron al puerto que esperaban, pero no esperaban que estuviera ya preparado, que la sola liberación significara una elevación lista para ejecutar su acción.

Acarició ese lugar con suavidad mientras él trataba de detenerla sin mucho brío, sus quejas pronto sustituidas por respiraciones profundas. Ella fijó su mirada en la pantalla mientras el sonido de la cremallera era amortiguado por el sonido de la película. Sus manos no se detenían en ese momento, quería algo que necesitaba sentir piel con piel. Por eso apartó lo que le estorbaba y pronto salió a la luz lo que tanto anhelaba. Escuchó el suspiro de él al verse libre, su erección evidente para cualquiera que estuviera cerca.