Excitándote III

14 de enero de 2014 por Encarni Arcoya | Posteado en Relatos eróticos.

¿Cómo podía seguir ella siendo tan condenadamente inocente y una diosa en cuanto a lujuria? Ella se había puesto desnuda delante de él. Todo el agua caliente lo quemaba desde el mismo momento en que la había visto con esa joyería erótica, con esas pinzas que quería coger con sus manos, su boca y todas las partes de su cuerpo. Y después estaba lo otro… Todavía no lo había tocado porque había sido una sorpresa verla.

No, la sorpresa había sido haberla metido en la ducha. Pero no podía aguantar. Todas las noches llegaba a casa agotado y solo con verla ya su espíritu se revitalizaba y lo único que quería era saber cómo estaba, si le había ido bien, si estaba feliz. Porque él lo estaba con ella. Pero el cansancio volvía en cuanto ella lo dejaba un rato y lo siguiente era un sopor que le impedía poder disfrutar del cuerpo de ella.

Y ni una vez ella se había quejado. Ni una vez pedido nada… hasta ahora. Hasta el momento en que pensó que podía llegar al orgasmo sin hacer nada más que mirar a su mujer. ¿Cómo podía llegar a ese extremo? Estaba loco de amor, loco de pasión en ese momento, con el fruto del deseo entre sus brazos, retorciéndose, tratando de empujarlo sin resultado mientras se deleitaba de cómo los pezones de ella iban hinchándose y creciendo ante sus atenciones.

Ahora era suya. Y no iba a dejar que nadie lo interrumpiera, solo suya…

Puso las manos en la cintura y la levantó abriéndole las piernas y aferrándola entre la pared y su cuerpo, sosteniéndola con fuerza mientras ella se agarraba a sus hombros y lo miraba aterrada. Oh, si supiera lo que la visión de su cuerpo le tentaba a hacerle…



Responde y comenta el post