A la mayoría de nosotros no nos costaría en absoluto reconocer que llega un punto en la relación de pareja en que todo se vuelve bastante monótono y cuotidiano, incluido el sexo.Cuando ya sabemos en todo momento que es lo que va a pasar, como va a ser el transcurso de la velada, en que situación, en que momento y en que estancia… la mayoría de veces puede afectar a nuestras ganas de ponernos manos a la obra.

¿Qué podemos hacer?

Sin duda, cambiarlo y en nosotros está la solución. Quiero animaros a que cambiéis aunque sea un par de veces a la semana el sitio donde hacéis el amor. Si hace falta concretad un día y momento donde nadie os pueda molestar y donde el tiempo no sea un factor que os arruine la velada.

Sugerencias:

-¿Qué os parece un hotel? Ya sabemos que la crisis aprieta y que precisamente no estamos para tirar cohetes económicamente, pero… seguro se puede recortar un poco de algún lado para dedicarlo a vosotros. ¡No hace falta que sea una súper suite de 5 estrellas! Simplemente que la habitación donde os vayáis a meter no tenga nada que ver con la que estáis habituados. Incluso podéis citaros y quedar directamente en el hotel; uno de vosotros incluso puede preparar la habitación con detalles mientras el otro llega. Cambia por compelto tu rutina. ¿Recuerdas la última vez que hiciste algo así?

–Un Spa. Nunca viene de más relajarse… y mucho menos en buena compañía. Buscad un acogedor spa o balneario que no sea excesivamente transitado por mucha gente, y convertid esas horas en una mezcla erótica y a la vez relajante. Además, siempre corréis el riesgo de que os puedan pillar con las manos en la masa…y eso crea cierto morbo y aumenta la complicidad. Seguro que toda una experiencia para recordar.

–La playa. Ya empieza a hacer calorcito… y ¿por las noches no se está nada mal verdad? Si tienes el privilegio de tener cerca alguna playa o calita acogedora, no dudéis ni un momento en concretar allí una cita. Una vez más, podéis llegar juntos o por el contrario reencontraros allí como si de una cita clandestina se tratase. Poneros en escena: la brisa del mar jugando con vuestro pelo, el cautivador sonido de las olas que os inunda de paz y bienestar, toda una manta de estrellas brillantes que os observan… y vosotros dos dejándoos llevar. Mágicamente magnética la escena. Si no tenis una playa cerca echadle imaginación, un rio, un lago, un estanque, un parque aislado… seguro que tenéis un lugar tranquilo accesible.

-Una noche, día o tarde de acampada. ¿Os acordáis de esta tienda de campaña que tenéis en el baúl de los recuerdos aparcada por casa? ¡Es hora de quitarle el polvo y darle un buen uso! Buscad vuestro día perfecto y dedicarle al menos una parte del día a pasarla en el campo o algún paraje que tengáis cerca. Llevaros algo de picar, bebida y muchas ganas de divertíos… el resto seguro que no os cuesta de imaginar.

 –Ascensor. Muchos y muchas fantasean con la idea de hacer el amor en el ascensor mientras éste sube y baja… ¡pudiendo ser pillados en cualquier momento! Sin duda, pasareis un rato de lo más divertido y estimulante. Si es en vuestro edificio, es aconsejable que busquéis una hora donde no sea muy transitado… y si no, colaros en algún otro edificio que no sea el de vuestra vivienda y… ¡qué la sorpresa forme parte de vuestra cita!

–Centros comerciales. Vale, sí, sé que puede ser una autentica locura. Pero seguro que alguna vez se os ha pasado por la cabeza meteros juntos en algún vestuario de alguna tienda y morbosear en la complicidad de esas cuatro paredes tan poco aisladas del resto de la gente…   Toda una experiencia que no olvidareis.

–Coche. Es todo un clásico pero lo estimulante de hacerlo en el coche es que vosotros elegís el lugar, transitado o no. Seguro que os vienen varios lugares a la cabeza… Y también es una buena forma de echarle imaginación e innovar posturas nuevas que en casa y en la cama no se os ocurren probar. Estos son solo algunos sitios a los que os invito a probar, pero está claro que pueden haber tantos como vuestra mente esté dispuesta a fantasear. Lo importante es que salgáis de la rutina y rompáis las reglas cuotidianas.

¿Por qué?

Porque así ayudamos a generar dopamina y endorfinas.

La dopamina (está muy presente en el inicio de las relaciones) nos inunda ante la novedad y la sorpresa y su mayor enemiga es la rutina. Cuando generamos dopamina la sensación es tan gratificante que nos crea adicción, como si de una droga se tratarse… esto hace que nos llenemos de ilusión por nuestra pareja.

Para que lo acabéis de entender: la novedad estimula la dopamina; la normalidad…no la altera. Y por supuesto, cuando hacemos algo que nos gusta y nos resulta gratificante y placentero generamos endorfinas; toda una morfina natural que nos lleva a un estado de bienestar inmejorable.

¿A qué esperas?