Orgasmos las 24h. del día

19 de octubre de 2012 por Judith Viudes | Posteado en Curiosidades, Hablan expertos Factor Mujer, Noticias.
¡Así como lo leéis, sin trampa ni cartón! Kim Ramsey, una mujer de 44 años, padece orgasmos durante todo el día a todas horas.
Y digo padece, porque estos orgasmos involuntarios que se desencadenan hasta por el mínimo roce del vestido o una simple palmadita en la espalda, hacen que pase el día agotada, cansada y cohibida de poder hacer muchas cosas habituales.La vida de Kim ha sido totalmente alterada, cuenta que el simple hecho de tener que coger un tren o un autobús le provoca un orgasmo detrás de otro… hasta el punto de no ser capaz de controlar dichos orgasmos en público y pasar estrés y vergüenza.

Y todos os preguntareis ¿por qué? ¿Qué le está pasando?

Lo que ocurre es que Kim Ramsey padece lo que se conoce como un trastorno de excitación genital persistente (TEGP).

La causa:

Los médicos están casi seguros de que el problema surgió a causa de un accidente que ella padeció en el 2001, cuando Ramsey se cayó por unas escaleras. El golpe provocado habría sido el detonante para la formación de un quiste de Tarlov en su columna vertebral, justo en un punto nervioso donde supuestamente se originan los orgasmos.

Como podéis sospechar, este trastorno afecta gravemente también a sus relaciones sexuales, impidiendo que pueda acostarse con normalidad con un hombre. Pues lo último que ella desea, es que los orgasmos sigan acrecentándose. Todo lo contrario de lo que muchas mujeres desearían, dice Ramsey.

Algo curioso que me gustaría destacar, es que el simple hecho de estar sufriendo orgasmos todo el día, no implica excitación. Es decir, es tan solo un reflejo inmediato por el quiste situado en la columna vertebral donde se originan los orgasmos, y otra cosa muy distinta es sentirse excitada, tener deseo. Son dos cosas independientes en ese caso.

¿Hay tratamiento?

Pues desgraciadamente aun no. Los médicos consideran que son casos muy poco frecuentes, y aunque se sospecha que pueden haber más, muchos pacientes los sufren en secreto por vergüenza o por miedo al bochorno.

Así pues, lamentablemente, el desconocimiento al respecto de este trastorno impide que se puedan desarrollar tratamientos y se pueda estudiar más ampliamente. Todo se restringe más allá de los estudios experimentales, como es el caso de la terapia de choque y los medicamentos utilizados para combatir la ansiedad.


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