Incitándote

7 de noviembre de 2012 por Encarni Arcoya | Posteado en Ideas eróticas, Relatos eróticos.

Una dulce tortura, eso es lo que era. La tenía delante suyo vestida solamente con un tanga de lazos y no podía acortar la distancia y desatar esos lazos de sus caderas para dejarla como él quería, piel con piel, notar el fuego y encenderla irremediablemente.

  • Mmm… Cariño, ¿qué piensas? – La dulce melodía de su voz le atormentaba aún más en su ya difícil situación.
  • Déjame acercarme… por favor.
  • ¿Para qué? – Las manos de ella tocaron su cuerpo desde sus pechos, bajando lentamente por los costados, el vientre, las caderas. Los lazos se movieron con el roce pero sin deshacerse y el sonido que exhala la boca de él conoce la frustración que siente su dueño.

La sonrisa de ella se incrementa y se acerca a su chico, a su pareja, a su hombre. Acaricia su piel lentamente, como si quisiera que él pensara que esas yemas de los dedos fueran las suyas, que dejan un camino encendido para que después la boca intente apagarlo con su frescura, o tal vez provocar que arda más… Y eso que no suele ser un pirómano pero con ella…

Se acerca a él rozándole con esa lencería  nueva que se ha comprado; cómo hubiera deseado haber ido estado con ella cuando lo compró, habérselo probado en ese momento y haber…. Tenía que acabar la tortura; tenía que hacerlo.

  • Amor, ¿y si ahora me voy a la cama y te dejo así? – El rostro de él perdió el color antes de que los labios de ella se fusionaran con los suyos en un agradable beso. No iba a dejarlo atado a la silla como estaba ¿verdad? … ¿VERDAD?

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