Posts Tagged ‘Relatos eroticos’

Tortura en bdsm

abril 9th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos

Lo tenía justo donde quería, y tal y como quería. Iba a hacerlo disfrutar de la manera que más le gustaba a él, un experto en bdsm, una persona que no temía el dolor, que se reía de él y había probado de todo. Pero ahora estaba ella, y no era una mujer como las demás, tenía bastantes recursos, y eso ya se lo había dejado claro la última vez que habían jugado con un sencillo tenedor. (más…)

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Sirviendo tus deseos

marzo 13th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos

Tumbada como estaba no tenía mucha oportunidad de movimiento, temerosa de que se pudiera caer algo y entonces ser peor… Pero lo que estaban haciendo era… No tenía nombre. Desnuda, cubierta por una fina capa de chocolate, adornada en algunas zonas por un poco de nata montada, Yacía sobre la mesa de la cocina no tanto como el aliento cálido y la lengua húmeda de su pareja era la culpable de que su piel estuviera encendida cada vez que la tocaba.

Notaba como el chocolate iba abandonando su cuerpo, sustituido éste por La sensación que se estaba dejando el contacto con la lengua caliente y mojada, los labios que chupeteaban la piel y le daban pequeños mordiscos, a cada cual mas excitante conforme se acercaba a esa zona más especial.

Las manos de él le acariciaban los pechos, los encerraban en sus manos y apretaban para frotarse las palmas contra sus pezones ya inflamados y deseosos de su boca. Su boca… acudía rauda hacia el lugar que era el centro de feminidad. Lo notaba, estaba tan cerca pasando por sus muslos, por la cara interna, que no podía hacer otra cosa que suspirar porque llegara, porque cuando lo hiciera…

La lengua juguetona rozó de arriba a abajo sus partes y ella se levantó sobre la mesa, la espalda abandonando el contacto, su cuerpo queriendo estallar pero sin poder hacerlo ahora que ya no estaba ahí lo que necesitaba. Los sonidos ahogados de una risa la envolvían cuando notó de nuevo otra sensación, una que no esperaba de una bala vibradora con la cual no pudo controlar su cuerpo y…

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Entrevista a Marta: “Me excita sentirme sometida…”

marzo 13th, 2013 by Judith Viudes | No Comments | Filed in Entrevistas Factor Mujer, Relatos eróticos
“Marta es una estudiante universitaria de 25 años, simpática, guapísima y con una personalidad muy cautivadora. En esta entrevista exclusiva para Factor Mujer, nos cuenta su experiencia personal al sentirse sometida en sus relaciones sexuales”. 

-Bueno Marta, lo primero muchas gracias por acceder a esta entrevista. Y para empezar ya a romper el hielo, cuéntanos ¿en que momento de tu vida empiezas a excitarte concretamente con la sumisión?

Bueno… Lo mío viene de largo. Desde pequeña, antes de tener relaciones sexuales, ya me empezaron a excitar escenas de sexo bruto, donde el hombre estaba claramente por encima de la mujer y hacia uso de su fuerza para hacer y deshacer a su antojo, mientras ella sólo se dejaba que le hiciera

 A la hora de masturbarme empezaba pensando en cosas “normales” y a medida que me iba excitando la historia en mi mente iba volviéndose más y más agresiva… hasta el final. Era algo que no podía (ni puedo) evitar.

Te sorprendería saber a cuantas mujeres les excita imaginarse en una situación sexual viéndose sometidas a cierta “agresividad”, aunque voluntaria.

Bien, ¿recuerdas la primera vez que te sentiste sometida a las “ordenes” de otra persona? Cuéntanos como fue tu experiencia.

Sí, a los 19 años casualmente topé y empecé a salir con una persona que le gustaba. Fue algo que totalmente fluyó solo. Básicamente él en ningún momento me dijo que fuera así, ni yo le ponía pegas a lo que me hacía. Supongo que a la hora de acostarnos nos dejábamos llevar y acabábamos como acabábamos…

Recuerdo claramente la primera vez que me obligó a arrodillarme delante de él con las manos cogidas a la espalda. Y al comenzar con sexo oral me tiraba del pelo para que lo mirara a la cara y me ordenaba lo que quería que fuera haciendo mientras tanto, o simplemente me recordaba que yo sólo estaba allí para hacerle sentir placer a él. Esa es la imagen más nítida que tengo del principio, cuando él ya había dejado clara la jerarquía.

-Entiendo, a ambos os gustaba lo que os hacía sentir cada uno desde su posición.

Y ¿Qué te hizo seguir introduciéndote en esta práctica?

Bueno en mi caso lo tenía fácil para repetir porque mantuve con esa persona una relación de dos años. Era una práctica que me encantaba y ya no quería volver al sexo convencional. Como era de esperar la cosa cada vez iba a más, pero a la vez teníamos mas complicidad y confianza, algo esencial para que para mí esto no suponga una mala experiencia.

-Exactamente, la confianza es la base.

En tu caso, ¿qué práctica te gusta que te hagan? Y ¿Qué te gusta que te digan?

Pues me pone muchísimo que me cojan de la cara y me besen, que me laman los labios, me sube un escalofrío que cuando voy loca a besarle se aparte y me diga que NO.

Me encanta que me pida que abra la boca y saque la lengua mirándole de rodillas y él coja su pene y empuje cogiéndome de la cabeza con fuerza. Intentar tirar para atrás mi cabeza y que siga haciendo más fuerza hasta que me deje coger aire al límite de ahogarme. También me excita que me coja la cara, me haga abrir la boca y escupa.

Que me tenga cogida del cuello antes de penetrarme y me tenga rogándole que me penetre ya, y él me diga que no, que se hará cuando él quiera. Entonces que me pregunte si lo he entendido y decirle apenas un “si” de lo excitada que estoy (que él sabe que en ese momento le digo que sí a todo), y verle la cara tan seria con la que me mira, esa mirada dura sin un ápice de compasión. Y cuando él decide, que me penetre muy poquito y vea como me cambia la cara de placer y sonría. Pedirle más, que me penetre del todo y él me diga que no de nuevo, que aun no, que todavía no ha terminado de hacerme sufrir.

Me pone que me tape la boca para ahogar mis gemidos, incluso que me ordene callar. Me encanta el “shhhh” cuando me penetra con fuerza y es casi imposible callarse, ya sea medio por placer, medio por dolor.

También me gusta que me hable, que me recuerde que soy suya. O que al verme que llego al orgasmo me prohíba tenerlo. Cuando esté a punto de llegar que pare, en ese momento siento una sensación de tener todo el cuerpo súper sensible y no consigo correrme. De tal forma que cuando vuelva, estaré a punto de correrme, sólo con que me roce un poco, y que vuelva a prohibírmelo me correré. Que me haga aguantar hasta que por fin escuche las palabras mágicas “córrete puta” y experimento el mejor orgasmo de mi vida, literalmente. Entonces tengo todo el cuerpo extremadamente sensible y haga lo que me haga, muerda donde me muerda, coja donde me coja, pegue donde me pegue… todo lo noto descomunalmente placentero, es increíble.

-Estoy segura que estas situaciones que nos describes son de lo más excitantes para algunas mujeres y también para algunos hombres. Son situaciones basadas en una confianza y comunicación mutua admirable que sólo se puede entender realmente desde dentro.

Vuelve a recordar esos momentos, ¿Qué sientes cuándo estás en esa situación tan erótica para ti? ¿Qué pensamientos viajan por tu mente en ese preciso momento?

En ese momento me siento suya completamente, y eso me encanta. Pienso que no le diría que no a nada en esos momentos… quiero obedecerle en todo lo que me diga. Quiero satisfacerle…

También pienso en el placer que estará sintiendo él al tener ese control sobre mi, en realidad me preocupa sólo su placer, sentir lo excitado que está es lo que hace que me excite yo más y llegue al orgasmo.

-Entiendo, su placer es el tuyo y viceversa.

¿Hubieras imaginado alguna vez que te excitaría fuertemente esta orientación erótica? ¿Por qué?

Sí, porque es algo que te das cuenta pronto que te gusta. A lo mejor hay gente que no lo practica pero sabe que le excita. Cuando tu propia imaginación por si sola termina en alguna situación de dominación o sumisión, en tus fantasías sexuales por ejemplo.  Yo ya te digo que me di cuenta rápido… aunque mi primera experiencia fue a los 19.

Por ejemplo, después estuve con otro chico que jamás había dominado a una chica en la cama. Poco a poco le fui guiando o “pervirtiendo” y terminamos teniendo una relación igual.  Al tiempo, cuando ya no estábamos juntos, me confesó que ahora se aburría en la cama teniendo sexo convencional con las demás chicas.

-Entiendo. Una vez que lo has probado y has sentidos experiencias nuevas, muy placenteras distintas a las habituales y con las que te sientes identificado/a,  es como que el resto ya no es lo mismo. La experiencia enriquece.

 ¿Nos describirías una situación de sumisión inolvidable?

Por supuesto. Conocí a una persona muy especial y enseguida conectamos, luego nos dimos cuenta de que nos gustaba lo mismo también sexualmente. Jamás olvidaré cuando nos acostamos por primera vez… Como me cogía, como me besaba, como me humillaba.

Me tenía rogándole que me hiciera el amor muchísimo tiempo, hasta que no podía más y me penetraba cogiéndome con fuerza por la cintura hasta dejarme sus dedos marcados y haciendo daño. Pero por más que le pedía que parara, que me hacia daño, más fuerte lo hacía y me decía que le daba absolutamente igual. Me ponía a cuatro patas y me azotaba fuerte el culo hasta dejarme la mano marcada y no le importaban mis gritos. Yo intentaba cogerle los brazos para que parara pero me agarraba de las muñecas con fuerza y las ponía en mi espalda inmovilizándome.

Yo jugaba a forcejear un poco hasta que se hartaba y me ataba las manos, me daba la vuelta y me tapaba la boca diciéndome “no quiero ni oírte zorra, ¿te vas a callar? ¿te vas a portar bien?”. Yo afirmaba con la cabeza, y él me decía “te voy a quitar la mano de la boca y quiero que estés calladita”. Cuando la quitaba comenzaba a penetrarme fuerte y rápido y yo creía que moría, cerraba la boca con fuerza para no soltar ni un gemido porque tenía que obedecerle, y si no lo conseguía se enfadaba y me azotaba las nalgas, me cogía de la cara y me decía “¡¡shhhh!!”.

Recuerdo que cogía mis braguitas y me las metía en la boca, mientras de la fuerza por aguantarme a mi se me saltaban las lagrimas. Él me miraba con seriedad y me decía “¿¿ves lo que me obligas a hacer por no obedecerme?? ¡Me obligas a castigarte!”. Entonces me tumbaba boca abajo, yo totalmente inmovilizada y humillada y hacia conmigo lo que quería… hasta que se aburría  y se ponía encima de mi cara, me agarraba fuerte del pelo y se corría encima. Después me dejaba así, llena de semen y saliva mientras él se relajaba…

-Muchas situaciones pueden ser difíciles de soportar aunque siempre son de consentimiento mutuo, pero ¿Has pasado un miedo considerable en algún momento? ¿Por qué?

Debo reconocer que sí.

Aunque como he dicho anteriormente es esencial para mi que haya una complicidad y saber que hay respeto mutuo, en alguna ocasión la cosa se ha ido de las manos. No se decir exactamente porque, si fue un gesto de su cara, si fue culpa mía que vi cosas donde no las había… pero alguna que otra vez he dudado de si iba a hacerme daño de verdad. Y que te entre ese miedo estando inmovilizada y sabiendo que no puedes hacer nada es algo horrible, y hace que se magnifique increíblemente el agobio.

Además claro, piensa que estás jugando todo el tiempo a que quieres desatarte, o que te deje tranquila cuando en realidad tanto tú como él sabéis que es “mentira”, un juego. Pero cuando te entra esa inseguridad por mucho que fuerces o le digas en serio que quieres que pare, no lo hace, y no se pasa un buen rato la verdad. Yo en alguna ocasión he llegado a pasarlo muy mal.

-Entiendo y por eso llegados a este punto de la entrevista tengo que preguntarte, ¿fuera del ámbito sexual te consideras una persona sumisa? o ¿sólo se trata de una orientación sexual que te excita?

Te lo tengo que comentar porque bien sabes que existen aun muchas mujeres que relacionan el BDSM y el “rol sumiso” con una falta de respeto, de valía, incluso de machismo.
Hay muchísimas personas que les cuesta encajar que solamente es una orientación sexual donde ambas personas se identifican y llegan a un acuerdo pactado donde no se hace nada que la otra persona no quiera o consienta.

Claro ¡Es una orientación… por supuesto!

De hecho, en mi vida cotidiana soy una mujer con un carácter bastante fuerte. Jamás permitiría que se me faltara al respeto. De hecho al mínimo indicio de acto machista en serio o cualquier falta de respeto, freno  y pongo las cosas claras.

En esta practica las dos partes tienen que pasarlo bien y sentirse cómodas, tranquilas e identificadas. Es complicidad y disfrute mutuo.  Aquí nadie se está aprovechando de nadie.

-Gracias por aclararlo, insisto en que es una parte clave que todo el mundo tiene que tener clara.

Y bueno, cuéntanos ¿cómo pudiste encontrar a alguien que le gusta ejercer la dominación en el ámbito sexual? Seguro que hay mucha gente que quiere empezar a introducirse en esta práctica y no sabe muy bien por dónde tirar o a dónde ir.

El consejo que yo le doy a la gente, aunque suene muy típico, es que tenga comunicación. Es algo que se puede hablar abiertamente si hay confianza, y se sorprenderían de la mucha gente que hay y les excita esa orientación.

Hablar, probar… considero que en el sexo es algo esencial. Ese es mi consejo, más que ir por ahí pidiendo que te dominen, mas que nada porque a mi no me gusta que lo haga un hombre cualquiera que no conozca o no tenga la tranquilidad de que no va a hacerme nada que no quiera. Es obvio.

-Exacto, la complicidad y confianza de la que hablábamos anteriormente.

Y en tu caso, ¿Has practicado la sumisión con distintas personas o sólo con una persona concreta? ¿Por qué?

No lo practico con cualquiera, claro. Mas que nada porque si me ligo a un chico una noche, no puedo darle una charla antes de lo que me gusta que me hagan o como me traten. Tampoco creo que eso me cree una buena fama de cara a él. De todas formas, jamás he sido sumisa con alguien que no sepa que ante todo me respeta, y puede que no me excite verme envuelta en una situación donde me sienta utilizada en contra de mi voluntad. 

Por otro lado, supone un problema porque en el caso de tener sexo esporádico “corriente” con alguien, es como… bueno… no ha estado mal… No es lo mismo.

-Totalmente entendible. Pero, ¿sientes que si no es mediante la sumisión sexual te cuesta excitarte?

Completamente. Pero a ver me explico, me lo puedo pasar bien manteniendo una relación sexual de lo mas convencional con alguien pero me falta esa chispa, esa rabia, esa locura que sólo me hace sentir verme dominada por él.

Entiendo. La sumisión es una parte importante y altamente excitante para ti pero puedes excitarte igualmente y pasarlo bien aunque no haya ese acto de sumisión. Simplemente que tu excitación y morbo no es el mismo. Una vez que conoces y pruebas distintas experiencias es cuando puedes elegir que es lo que más te gusta y lo que menos.

 Sabes que el mundo BDSM es muy extenso y existen diversas prácticas. ¿Cuál de ellas es tu preferida? ¿Hay alguna que te gustaría probar y aun no lo has hecho?

Me excita muchísimo que me aten y me amordacen. Soy una persona muy sensible a todo, siento muchísimo placer en todo el acto sexual, y además llego al orgasmo varias veces. El sentir ese placer y estar atada y no poder hacer nada para desahogarme, gemir, coger, arañar… es algo que me mata. Y que me hagan sentir así me vuelve loca.

¿Sabes lo que me encantaría y tengo pendiente? ¡Comprarme miles de artilugios de esos de tortura! Me encanta juntar el placer con el dolor. Creo que no hay mejor sensación que sentir las dos cosas a la vez.

-Exactamente. De hecho, cuando mantenemos relaciones sexuales,  en el cerebro intervienen hasta 30 zonas distintas que tienen que ver con el tacto, el placer, la memoria y el dolor.

Y por último, ¿qué aconsejarías a nuestros lectores que se quieren introducir en este mundo?

Lo único que podría aconsejarles es que si les excita eso, que lo comenten. Quien sabe, ¡quizás a la otra persona también le guste, lo descubra y se identifique!

Por otro lado no puedo sugerir ningún medio para ponerse en contacto con gente introducida en este mundo porque no lo se. Realmente no he estado sometida a un Amo que esté metido en el mundo del BDSM, con experiencia y que pueda guiarme.

Simplemente he tenido la suerte de cruzarme con gente que le ha gustado y  claro, también porque yo lo he hablado. Es algo que me identifica  y lo he ido introduciendo en la relación poco a poco  ¡hasta que los transformo! (sonríe).

Supongo que en el fondo todos somos un poco pervertidos… (sonríe).

 Supones bien (sonrío).

Muchísimas  gracias por concederme esta entrevista y por contar tu perspectiva personal a la gente que nos sigue y nos lee en Factor Mujer.

*El nombre real del entrevistado ha sido sustituido por otro para reservar el derecho al anonimato.

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Más allá de unas compras

marzo 13th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos
Era un aburrimiento. Ir a comprar ropa siempre lo era. Con lo fácil que era coger un pantalón de la talla y comprarlo, no tener que decidir entre varias marcas y modelos, mucho menos tener que probárselos todos. Miró a un lado del probador, a la enorme pila de pantalones. Solo había empezado a probarse y ya estaba harto de bajar y subir pantalones.

La cortina ondeó dejando aparecer a una mujer decidida como si no le importara lo que estaba haciendo nadie o dónde se metía. Volvió a cerrar fijándose en él de arriba abajo, como si lo escrutara. Negó con la cabeza mientras emitía un sonido de insatisfacción.

– ¿Qué les pasa a éstos? – Preguntó él molesto. Ella alzó una ceja sorprendida por el tono de voz y pronto él lo supo. La acababa de enfadar.

– Esos… – Se acercó a él intimidante obligándolo a retroceder. Uno de sus dedos enguantado con esos guantes finos que tanto le gustaban a él se posó sobre el pecho empujándolo hacia atrás para llegar a la pared. – No me gustan porque… – Su mano fue bajando hasta la cinturilla del pantalón, pasándola hasta tocar su entrepierna, deseosa de su contacto. Los labios de ella rozaron los suyos levemente en un amago de beso que no llegaba.

Como una exhalación, los labios de ella se cerraron sobre los de él empujando con su cuerpo, dejándole sentir los pechos de ella presionarse contra el suyo y su vientre frotándose contra su miembro, inflamado ya, doloroso en los pantalones, demasiado para su gusto.

La mano de ella lo rozó y no pudo más que gruñir dentro de la boca de ella. Sintió la sonrisa y maldijo cuando se separó.

– Por eso no me gustan… Te hacen daño, ¿ves? – ¿Daño? Cualquier pantalón le haría daño con una mujer así.

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Venganza aplazada

marzo 9th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos

Estaba siendo malvado, lo sabía, pero era su pequeña venganza por haberlo enfermado. Él, que se había afanado en cuidarla, en estar atento a sus necesidades. Y en cambio ella se había vuelto una fiera buscando siempre su contacto, incitándolo y haciéndole que estar con ella fuera un cúmulo de tensión.

Solo cuando la fiebre le subió, preocupándole en demasía, ella se había acurrucado a su lado buscando sus mimos.

Ahora era su turno de vengarse. Después de varios días en cama, algunos de ellos los dos juntos, había decidido ir al parque de atracciones y montar en todos los columpios que sabía no le gustaban nada. La estaba haciendo sufrir, si, pero no era ni la mitad que él había sufrido estando excitado horas enteras por su culpa.

Tenía la cintura de ella rodeada por su brazo, casi sosteniéndola después de haber salido de la montaña rusa. Cometió entonces el error de mirarla, pálida y temblorosa, y se apiadó de ella.

La condujo hacia un paraje más tranquilo, apenas utilizado por los visitantes del parque instándola a sentarse en un banco. Allí la dejó para ir a comprar unos helados y se maravilló de la sonrisa que ella le obsequió al verlo con su helado favorito. Se lo había tomado en silencio, apoyada en él, respondiendo a sus caricias con suaves gemidos.

– ¿Dónde subiremos ahora? – Preguntó algo nerviosa. Él la miró y levantó la mano para quitarle una mancha pero se quedó a medio camino porque prefirió hacerlo entonces con la boca. Tocó con la punta de la lengua la comisura de los labios de ella hasta ver cómo la sorprendía, su boca abriéndose, indefensa ante el ataque que él iniciaba y se hacía dueño de ella, las manos fijándola a él, acercándola más.

No se decidía si morderla o darle besos. Quería todo de ella, la tenía y le parecía poco; sentía que el calor que emanaba de ella por la vergüenza de ser pillados in fraganti; pero ni eso le importaba, eso le hacía desearla más. Sus manos se movían nerviosas por el cuerpo de ella, más cuando posó las suyas, más menudas, sobre su pecho. Solo entonces se apartó de los labios y contempló la imagen misma de la lujuria.

– Nos vamos. – Dijo levantándose y tirando de ella. – La próxima atracción no es para cualquier público.

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Sensual despertar III

marzo 7th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos

Él levantó la cabeza mirándola. Era la imagen de la lujuria, su pelo alborotado, su cuerpo caliente, sus labios… Estaban hinchados por los besos de él, y rojizos, tan apetitosos que no sabía cómo no se lanzaba sobre ella y la llevaba al placer.

Los ojos de ella le suplicaban, estaba a punto de estallar, tan deseosa… Se levantó de ella abriéndole las piernas, acariciando el monte de venus con su mano mientras ella gemía con su contacto y se frotaba. Pero cuando notó que hacía eso, entonces él la retiró mirándola con seriedad.

– Amo… por favor…

– No.

Su quejido lastimero casi le hizo sentir pena por ella, pero no… No podía sucumbir a ella, iba a proporcionarle un momento único. De nuevo cogió la cadena que mantenía las pinzas en los pezones y buscó el último extremo para abrir la pinza y colocarla entre sus piernas, justo sobre el botón. Su grito y el movimiento levantándose de la cama le hizo moverse para quedar entre sus piernas y meter la boca en el miembro de ella, lamiéndola y acariciándola para cambiar el dolor por placer.

– ¡Por favor! ¡Te lo suplico! ¡Amo!

Los lamentos de ella no sirvieron para él quien notaba cómo iba mojándose más, cómo sus dedos podían entrar en la vagina de ella, penetrarla fácilmente para después sacarlos y meterlos una y otra vez simulando el movimiento de su pene. Notaba que estaba a punto de llegar, pero cuando eso pasaba entonces ralentizaba el movimiento, le tocaba las pinzas para pezones y sabía que ya no iba a poder llegar.

– Por favor……………

– Córrete. – Dijo unos minutos después haciendo que el cuerpo de ella temblara y fuera incapaz de detenerse. Notó la boca de él cerrada sobre su centro de feminidad, cómo la boca de él la succionaba y eso la hacía mojarse más. Y así varios minutos.

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Sensual despertar II

marzo 7th, 2013 by Encarni Arcoya | 1 Comment | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos

Entonces llevó la mano con el vibrador gusanito hacia su pecho, acunándolo en su mano, pellizcando el pezón con fuera, no para que doliera, sino para que lo sintiera. De entre sus labios escapó un gemido lastimero de ella que solo sirvió para excitarle más a él. Le encantaba escucharla quejarse, suplicarle, desearle como ahora sabía que lo hacía. Sus caderas se movían buscando presionarse contra una parte de él que empezaba a estar incómoda aprisionada en esos slips que le quedaban bien antes de que se hinchara a un tamaño considerable. Pero no había acabado, ella aún no estaba despierta del todo, y mucho menos todo lo caliente que él la quería.

Abandonó su boca para bajar por el mentón, de ahí lamiendo el cuello hacia arriba y hacia abajo, mojándoselo por completo, succionando para marcarla en un lugar bien visible para que nadie olvidara de quién era. Seguía masajeando, esta vez más fuerte con el vibrador en el pecho mientras la otra rebuscaba por la cama, sonriendo al encontrar lo que buscaba y acariciaba con ello el cuerpo de ella llevándola hasta el otro pecho, abriéndolo, y cerrándolo sobre el pezón haciendo que ella se estremeciera por la pinza para pezones que acababa de colocarle, pinza que repetía en el otro pezón.

Fue entonces cuando el cuerpo de él se tumbó sobre ella, con cuidado de no apretarle las pinzas, pero sí presionando su miembro sobre la vulva de ella, frotándose, para que sintiera la dureza de él y eso la excitara, como estaba pasando.

– Más…. – Gimió ella empujándose contra él. – Más por favor Amo…

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Sensual despertar I

marzo 7th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Ideas eróticas, Relatos eróticos
Todavía estaba dormida, en los brazos de ese dios del sueño que tanto la mantenía sin estar preparada para él. Pero ya se iba a ocupar que no fuera así. Con besos y caricias, moviendo el cuerpo de ella, iba deslizando su ropa interior  fuera para que no estorbara. No la quería en su cuerpo ahora que él se había despertado y estaba inflamado de deseo por ella.

Fue besando su hombro, empujando con el cuerpo para, con la mano, deslizar la ropa interior bajándola por sus piernas mientras la iba moviendo acompasado para evitar que se despertara demasiado bruscamente. Quería darle un tierno despertar.

Utilizó los pies para bajar del todo y deshacerse de las bragas de su bella durmiente y sonrió al verla tan indefensa ante él. Iba a despertarla de un modo muy, muy tierno. Depositó un beso en cada párpado del ojo y a continuación bajó por la nariz de ella, pellizcándola con la boca en la punta.

Dejó los labios a un lado cuando vio que ella respondía queriendo encontrarlos, atormentándola un poco dejando que su cabeza lo persiguiera, que su lengua saliera al encuentro porque, cuando esa lengua estuvo fuera… fueron sus labios los que la atraparon succionando para meterla en su boca mientras las manos de él buscaban bajo la sábana las de ella, levantándolas para llevarlas al cabecero de la cama y cerrar sus dedos en uno de los barrotes anclándola a ellos mientras seguía bajando por los brazos hasta las axilas, dejándola unos segundos para coger un vibrador y, accionado éste, seguir acariciando los costados de ella con la vibración en una de sus manos mientras controlaba el contoneo del cuerpo de ella. Entonces…

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Iniciando a un nuevo placer

febrero 13th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Relatos eróticos

  • Relájate… – Le dijo acariciándole las nalgas detrás de ella. Eso era más fácil de decir que de hacer. No podía relajarse cuando su mano se acercaba a ese lugar íntimo de su cuerpo donde no había tenido ninguna experiencia previa, y ahora, por dejarle pedir a él su regalo de San Valentin, tenía que pasar eso.

Había insistido en comprar él los juguetes eróticos para su “iniciación”, como lo había llamado, y había vuelto con una tira analde varias bolas de diferente grosor y un bote de lubricante, tampoco es que necesitaran mucho más pues ya tenían varios juguetes eróticos en casa. Notó la mano de él presionando sobre el agujero anal y respiró hondo como le había dicho. Pero cuando metió su dedo no pudo evitar comprimirlo para detenerlo.

  • Empuja hacia afuera. – Le susurró acariciando la nalga con la otra mano. La levantó y la dejó caer sorprendiéndola tanto que dejó de apretar lo que le sirvió para introducir más su dedo dentro de su interior y juguetear a pesar de los intentos de ella por expulsarlo.

Cuando empezó a resultarle más difícil sacó el dedo reemplazándolo por la tira anal. Al haber usado primero el dedo la tira era mucho más fácil de soportar y eso se notaba en el lenguaje corporal de ella. Fue poco a poco dejándole colgada la tira y golpeándola de vez en cuando. Las sensaciones eran muy diferentes pero no desagradables, al contrario, eran agradables, tanto que deseaba sentir la mano de él acariciándola en ese botón, justo lo que hacía en ese momento, y así, introduciendo la tira anal, su éxtasis estaba a unos milímetros de su alcance.

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Penitencia de San Valentin

febrero 13th, 2013 by Encarni Arcoya | No Comments | Filed in Relatos eróticos

Se encontraba atada de pies y manos después de ceder y dejarse atar para su pareja, para experimentar la búsqueda del placer de la otra persona. Y ahora que no podía moverse y debía soportar las caricias de él notaba que era muy excitante pero, a la vez, también muy nerviosa por lo que le hacía, y eso que sólo era con un plumero con lo que estaba jugando. Lo movía con suavidad sobre el cuerpo de ella haciéndole cosquillas con las plumas que bailaban sobre ella.A veces daba vueltas en un mismo punto provocándole unas sensaciones placenteras, sobre todo cuando esto lo hacía sobre el clítoris, haciéndola estar a punto del orgasmo pero sin llegar al mismo.Ni sus manos, ni el cuerpo, ni besos… No aportaba nada más, solo lo que era el plumero lo cual le hacía desear más de él, arquearse cuando el plumero empezaba a serle muy grato pero, en ese momento, él hacía que no la rozara tanto sumiéndola en una desesperación sin igual. Si solo pudiera moverse más…

La risa de él entró por todo su cuerpo haciéndola mojarse más mientras las plumas pasaban por su cuello y bajaban a sus pezones, atormentados con el paso de éstas que iban de un lado a otro sin darle respiro, con rapidez, haciendo que el propio viento creado con la velocidad, la estremeciera por el frío.

Entonces las manos de él, calientes como estaban, se presionaron contra los pechos haciéndola gritar asustada y con mayor calentura.

Fue bajando esas manos hasta llegar a los muslos y, de ahí, acercándose a su sexo, empapado, bien lubricado para él, tanto que no sintió nada al introducirle los dedos, éstos moviéndose en su interior buscando un lugar y todos a la vez, hasta que fueron atrapados y las palabras de él le sonaron al cielo: “Córrete”.

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