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Entrevista a Marta: “Me excita sentirme sometida…”

marzo 13th, 2013 by Judith Viudes | No Comments | Filed in Entrevistas Factor Mujer, Relatos eróticos
“Marta es una estudiante universitaria de 25 años, simpática, guapísima y con una personalidad muy cautivadora. En esta entrevista exclusiva para Factor Mujer, nos cuenta su experiencia personal al sentirse sometida en sus relaciones sexuales”. 

-Bueno Marta, lo primero muchas gracias por acceder a esta entrevista. Y para empezar ya a romper el hielo, cuéntanos ¿en que momento de tu vida empiezas a excitarte concretamente con la sumisión?

Bueno… Lo mío viene de largo. Desde pequeña, antes de tener relaciones sexuales, ya me empezaron a excitar escenas de sexo bruto, donde el hombre estaba claramente por encima de la mujer y hacia uso de su fuerza para hacer y deshacer a su antojo, mientras ella sólo se dejaba que le hiciera

 A la hora de masturbarme empezaba pensando en cosas “normales” y a medida que me iba excitando la historia en mi mente iba volviéndose más y más agresiva… hasta el final. Era algo que no podía (ni puedo) evitar.

Te sorprendería saber a cuantas mujeres les excita imaginarse en una situación sexual viéndose sometidas a cierta “agresividad”, aunque voluntaria.

Bien, ¿recuerdas la primera vez que te sentiste sometida a las “ordenes” de otra persona? Cuéntanos como fue tu experiencia.

Sí, a los 19 años casualmente topé y empecé a salir con una persona que le gustaba. Fue algo que totalmente fluyó solo. Básicamente él en ningún momento me dijo que fuera así, ni yo le ponía pegas a lo que me hacía. Supongo que a la hora de acostarnos nos dejábamos llevar y acabábamos como acabábamos…

Recuerdo claramente la primera vez que me obligó a arrodillarme delante de él con las manos cogidas a la espalda. Y al comenzar con sexo oral me tiraba del pelo para que lo mirara a la cara y me ordenaba lo que quería que fuera haciendo mientras tanto, o simplemente me recordaba que yo sólo estaba allí para hacerle sentir placer a él. Esa es la imagen más nítida que tengo del principio, cuando él ya había dejado clara la jerarquía.

-Entiendo, a ambos os gustaba lo que os hacía sentir cada uno desde su posición.

Y ¿Qué te hizo seguir introduciéndote en esta práctica?

Bueno en mi caso lo tenía fácil para repetir porque mantuve con esa persona una relación de dos años. Era una práctica que me encantaba y ya no quería volver al sexo convencional. Como era de esperar la cosa cada vez iba a más, pero a la vez teníamos mas complicidad y confianza, algo esencial para que para mí esto no suponga una mala experiencia.

-Exactamente, la confianza es la base.

En tu caso, ¿qué práctica te gusta que te hagan? Y ¿Qué te gusta que te digan?

Pues me pone muchísimo que me cojan de la cara y me besen, que me laman los labios, me sube un escalofrío que cuando voy loca a besarle se aparte y me diga que NO.

Me encanta que me pida que abra la boca y saque la lengua mirándole de rodillas y él coja su pene y empuje cogiéndome de la cabeza con fuerza. Intentar tirar para atrás mi cabeza y que siga haciendo más fuerza hasta que me deje coger aire al límite de ahogarme. También me excita que me coja la cara, me haga abrir la boca y escupa.

Que me tenga cogida del cuello antes de penetrarme y me tenga rogándole que me penetre ya, y él me diga que no, que se hará cuando él quiera. Entonces que me pregunte si lo he entendido y decirle apenas un “si” de lo excitada que estoy (que él sabe que en ese momento le digo que sí a todo), y verle la cara tan seria con la que me mira, esa mirada dura sin un ápice de compasión. Y cuando él decide, que me penetre muy poquito y vea como me cambia la cara de placer y sonría. Pedirle más, que me penetre del todo y él me diga que no de nuevo, que aun no, que todavía no ha terminado de hacerme sufrir.

Me pone que me tape la boca para ahogar mis gemidos, incluso que me ordene callar. Me encanta el “shhhh” cuando me penetra con fuerza y es casi imposible callarse, ya sea medio por placer, medio por dolor.

También me gusta que me hable, que me recuerde que soy suya. O que al verme que llego al orgasmo me prohíba tenerlo. Cuando esté a punto de llegar que pare, en ese momento siento una sensación de tener todo el cuerpo súper sensible y no consigo correrme. De tal forma que cuando vuelva, estaré a punto de correrme, sólo con que me roce un poco, y que vuelva a prohibírmelo me correré. Que me haga aguantar hasta que por fin escuche las palabras mágicas “córrete puta” y experimento el mejor orgasmo de mi vida, literalmente. Entonces tengo todo el cuerpo extremadamente sensible y haga lo que me haga, muerda donde me muerda, coja donde me coja, pegue donde me pegue… todo lo noto descomunalmente placentero, es increíble.

-Estoy segura que estas situaciones que nos describes son de lo más excitantes para algunas mujeres y también para algunos hombres. Son situaciones basadas en una confianza y comunicación mutua admirable que sólo se puede entender realmente desde dentro.

Vuelve a recordar esos momentos, ¿Qué sientes cuándo estás en esa situación tan erótica para ti? ¿Qué pensamientos viajan por tu mente en ese preciso momento?

En ese momento me siento suya completamente, y eso me encanta. Pienso que no le diría que no a nada en esos momentos… quiero obedecerle en todo lo que me diga. Quiero satisfacerle…

También pienso en el placer que estará sintiendo él al tener ese control sobre mi, en realidad me preocupa sólo su placer, sentir lo excitado que está es lo que hace que me excite yo más y llegue al orgasmo.

-Entiendo, su placer es el tuyo y viceversa.

¿Hubieras imaginado alguna vez que te excitaría fuertemente esta orientación erótica? ¿Por qué?

Sí, porque es algo que te das cuenta pronto que te gusta. A lo mejor hay gente que no lo practica pero sabe que le excita. Cuando tu propia imaginación por si sola termina en alguna situación de dominación o sumisión, en tus fantasías sexuales por ejemplo.  Yo ya te digo que me di cuenta rápido… aunque mi primera experiencia fue a los 19.

Por ejemplo, después estuve con otro chico que jamás había dominado a una chica en la cama. Poco a poco le fui guiando o “pervirtiendo” y terminamos teniendo una relación igual.  Al tiempo, cuando ya no estábamos juntos, me confesó que ahora se aburría en la cama teniendo sexo convencional con las demás chicas.

-Entiendo. Una vez que lo has probado y has sentidos experiencias nuevas, muy placenteras distintas a las habituales y con las que te sientes identificado/a,  es como que el resto ya no es lo mismo. La experiencia enriquece.

 ¿Nos describirías una situación de sumisión inolvidable?

Por supuesto. Conocí a una persona muy especial y enseguida conectamos, luego nos dimos cuenta de que nos gustaba lo mismo también sexualmente. Jamás olvidaré cuando nos acostamos por primera vez… Como me cogía, como me besaba, como me humillaba.

Me tenía rogándole que me hiciera el amor muchísimo tiempo, hasta que no podía más y me penetraba cogiéndome con fuerza por la cintura hasta dejarme sus dedos marcados y haciendo daño. Pero por más que le pedía que parara, que me hacia daño, más fuerte lo hacía y me decía que le daba absolutamente igual. Me ponía a cuatro patas y me azotaba fuerte el culo hasta dejarme la mano marcada y no le importaban mis gritos. Yo intentaba cogerle los brazos para que parara pero me agarraba de las muñecas con fuerza y las ponía en mi espalda inmovilizándome.

Yo jugaba a forcejear un poco hasta que se hartaba y me ataba las manos, me daba la vuelta y me tapaba la boca diciéndome “no quiero ni oírte zorra, ¿te vas a callar? ¿te vas a portar bien?”. Yo afirmaba con la cabeza, y él me decía “te voy a quitar la mano de la boca y quiero que estés calladita”. Cuando la quitaba comenzaba a penetrarme fuerte y rápido y yo creía que moría, cerraba la boca con fuerza para no soltar ni un gemido porque tenía que obedecerle, y si no lo conseguía se enfadaba y me azotaba las nalgas, me cogía de la cara y me decía “¡¡shhhh!!”.

Recuerdo que cogía mis braguitas y me las metía en la boca, mientras de la fuerza por aguantarme a mi se me saltaban las lagrimas. Él me miraba con seriedad y me decía “¿¿ves lo que me obligas a hacer por no obedecerme?? ¡Me obligas a castigarte!”. Entonces me tumbaba boca abajo, yo totalmente inmovilizada y humillada y hacia conmigo lo que quería… hasta que se aburría  y se ponía encima de mi cara, me agarraba fuerte del pelo y se corría encima. Después me dejaba así, llena de semen y saliva mientras él se relajaba…

-Muchas situaciones pueden ser difíciles de soportar aunque siempre son de consentimiento mutuo, pero ¿Has pasado un miedo considerable en algún momento? ¿Por qué?

Debo reconocer que sí.

Aunque como he dicho anteriormente es esencial para mi que haya una complicidad y saber que hay respeto mutuo, en alguna ocasión la cosa se ha ido de las manos. No se decir exactamente porque, si fue un gesto de su cara, si fue culpa mía que vi cosas donde no las había… pero alguna que otra vez he dudado de si iba a hacerme daño de verdad. Y que te entre ese miedo estando inmovilizada y sabiendo que no puedes hacer nada es algo horrible, y hace que se magnifique increíblemente el agobio.

Además claro, piensa que estás jugando todo el tiempo a que quieres desatarte, o que te deje tranquila cuando en realidad tanto tú como él sabéis que es “mentira”, un juego. Pero cuando te entra esa inseguridad por mucho que fuerces o le digas en serio que quieres que pare, no lo hace, y no se pasa un buen rato la verdad. Yo en alguna ocasión he llegado a pasarlo muy mal.

-Entiendo y por eso llegados a este punto de la entrevista tengo que preguntarte, ¿fuera del ámbito sexual te consideras una persona sumisa? o ¿sólo se trata de una orientación sexual que te excita?

Te lo tengo que comentar porque bien sabes que existen aun muchas mujeres que relacionan el BDSM y el “rol sumiso” con una falta de respeto, de valía, incluso de machismo.
Hay muchísimas personas que les cuesta encajar que solamente es una orientación sexual donde ambas personas se identifican y llegan a un acuerdo pactado donde no se hace nada que la otra persona no quiera o consienta.

Claro ¡Es una orientación… por supuesto!

De hecho, en mi vida cotidiana soy una mujer con un carácter bastante fuerte. Jamás permitiría que se me faltara al respeto. De hecho al mínimo indicio de acto machista en serio o cualquier falta de respeto, freno  y pongo las cosas claras.

En esta practica las dos partes tienen que pasarlo bien y sentirse cómodas, tranquilas e identificadas. Es complicidad y disfrute mutuo.  Aquí nadie se está aprovechando de nadie.

-Gracias por aclararlo, insisto en que es una parte clave que todo el mundo tiene que tener clara.

Y bueno, cuéntanos ¿cómo pudiste encontrar a alguien que le gusta ejercer la dominación en el ámbito sexual? Seguro que hay mucha gente que quiere empezar a introducirse en esta práctica y no sabe muy bien por dónde tirar o a dónde ir.

El consejo que yo le doy a la gente, aunque suene muy típico, es que tenga comunicación. Es algo que se puede hablar abiertamente si hay confianza, y se sorprenderían de la mucha gente que hay y les excita esa orientación.

Hablar, probar… considero que en el sexo es algo esencial. Ese es mi consejo, más que ir por ahí pidiendo que te dominen, mas que nada porque a mi no me gusta que lo haga un hombre cualquiera que no conozca o no tenga la tranquilidad de que no va a hacerme nada que no quiera. Es obvio.

-Exacto, la complicidad y confianza de la que hablábamos anteriormente.

Y en tu caso, ¿Has practicado la sumisión con distintas personas o sólo con una persona concreta? ¿Por qué?

No lo practico con cualquiera, claro. Mas que nada porque si me ligo a un chico una noche, no puedo darle una charla antes de lo que me gusta que me hagan o como me traten. Tampoco creo que eso me cree una buena fama de cara a él. De todas formas, jamás he sido sumisa con alguien que no sepa que ante todo me respeta, y puede que no me excite verme envuelta en una situación donde me sienta utilizada en contra de mi voluntad. 

Por otro lado, supone un problema porque en el caso de tener sexo esporádico “corriente” con alguien, es como… bueno… no ha estado mal… No es lo mismo.

-Totalmente entendible. Pero, ¿sientes que si no es mediante la sumisión sexual te cuesta excitarte?

Completamente. Pero a ver me explico, me lo puedo pasar bien manteniendo una relación sexual de lo mas convencional con alguien pero me falta esa chispa, esa rabia, esa locura que sólo me hace sentir verme dominada por él.

Entiendo. La sumisión es una parte importante y altamente excitante para ti pero puedes excitarte igualmente y pasarlo bien aunque no haya ese acto de sumisión. Simplemente que tu excitación y morbo no es el mismo. Una vez que conoces y pruebas distintas experiencias es cuando puedes elegir que es lo que más te gusta y lo que menos.

 Sabes que el mundo BDSM es muy extenso y existen diversas prácticas. ¿Cuál de ellas es tu preferida? ¿Hay alguna que te gustaría probar y aun no lo has hecho?

Me excita muchísimo que me aten y me amordacen. Soy una persona muy sensible a todo, siento muchísimo placer en todo el acto sexual, y además llego al orgasmo varias veces. El sentir ese placer y estar atada y no poder hacer nada para desahogarme, gemir, coger, arañar… es algo que me mata. Y que me hagan sentir así me vuelve loca.

¿Sabes lo que me encantaría y tengo pendiente? ¡Comprarme miles de artilugios de esos de tortura! Me encanta juntar el placer con el dolor. Creo que no hay mejor sensación que sentir las dos cosas a la vez.

-Exactamente. De hecho, cuando mantenemos relaciones sexuales,  en el cerebro intervienen hasta 30 zonas distintas que tienen que ver con el tacto, el placer, la memoria y el dolor.

Y por último, ¿qué aconsejarías a nuestros lectores que se quieren introducir en este mundo?

Lo único que podría aconsejarles es que si les excita eso, que lo comenten. Quien sabe, ¡quizás a la otra persona también le guste, lo descubra y se identifique!

Por otro lado no puedo sugerir ningún medio para ponerse en contacto con gente introducida en este mundo porque no lo se. Realmente no he estado sometida a un Amo que esté metido en el mundo del BDSM, con experiencia y que pueda guiarme.

Simplemente he tenido la suerte de cruzarme con gente que le ha gustado y  claro, también porque yo lo he hablado. Es algo que me identifica  y lo he ido introduciendo en la relación poco a poco  ¡hasta que los transformo! (sonríe).

Supongo que en el fondo todos somos un poco pervertidos… (sonríe).

 Supones bien (sonrío).

Muchísimas  gracias por concederme esta entrevista y por contar tu perspectiva personal a la gente que nos sigue y nos lee en Factor Mujer.

*El nombre real del entrevistado ha sido sustituido por otro para reservar el derecho al anonimato.

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Entrevista exclusiva a Amo Dark. Descubre el verdadero BDSM

enero 3rd, 2013 by Judith Viudes | 9 Comments | Filed in Entrevistas Factor Mujer, Ideas eróticas, Noticias, Relatos eróticos
“Amo Dark es un hombre directo y simpático de 32 años. Aparenta seriedad por fuera pero, a medida que avanza la entrevista, nos deja ver su lado bromista y divertido. Es un hombre alto y fuerte, con una barba “de tres días” muy bien cuidada, viste traje impecable, corbata y zapatos caros. Su mirada (que mantiene con una maestría digna de elogio) es penetrante, incisiva y ciertamente imponente, aunque no transmite ni un ápice de maldad, por más que él se esfuerce en demostrar lo contrario. Su hablar es pausado y muy pedagógico, y no gesticula demasiado. Transmite confianza y se nota que está relajado hablando de uno de los temas que más le apasiona.”

 

-Antes de empezar la entrevista quisiera darte las gracias por concederme el placer de adentrarme en este mundo del BDSM y poder conocer el testimonio real de una persona que lo practica en su día a día.

Gracias a vosotras por darme la oportunidad de explicar mi punto de vista y de romper muchos falsos mitos que lo rodean.

 

-Exacto. Ese es el principal objetivo, desmitificar falsas creencias.

Bien, para la mayoría de personas que nos leen, el BDSM ( Bondage y Disciplina, Dominación y Sumisión, Sadismo y Masoquismo) es un mundo un tanto desconocido del que se tienen tan sólo unas ideas populares. Muchas personas lo perciben como un “juego peligroso” donde se adoptan dos roles (Amo,ama – sumiso/sumisa) que se ponen en practica en el ámbito sexual.

Tú personalmente, ¿Cómo describirías el BDSM para que cualquier persona que nos lea lo entienda lo mejor posible?

Para mí el BDSM es una relación de intercambio de poder entre personas, mutuamente consensuada, que persigue liberar esa parte más recóndita de cada uno disfrutando libremente en un marco de sensatez, seguridad y respeto.

 

 -Te pido que vuelvas la vista atrás en el tiempo. ¿Cuándo empezaste a darte cuenta que te gustaba esta práctica? Y ¿Cómo empezaste a introducirte en el BDSM? Cuéntanos tus inicios.

Yo descubrí el BDSM con 14 años, en plena etapa de revolución hormonal y de descubrimiento de cosas nuevas. En aquella época (aunque ya existía internet) el acceso a la información no era como el de hoy, y todo lo que existía sobre BDSM se circunscribía a algunas webs y revistas especializadas. Y por supuesto, no existían las redes sociales, por lo que la capacidad de interaccionar con otras personas con tus mismas inquietudes tenía que pasar por el conocimiento personal y el trato directo.

Me introduje en el BDSM, al principio, como pude y mal. Cometí muchos errores que pagué caro y estuvieron a punto de hacerme abandonar. Por suerte, conocí a una persona que aceptó ser mi Tutor, y me guió y enseñó muchas de las cosas que necesitaba saber. Se puede decir que empecé de verdad a vivir el BDSM gracias a él.

 

-Entiendo. Acceder a la información y a las personas que lo practican en aquel entonces era mucho más difícil que ahora.

Actualmente ¿Cuánto tiempo llevas dentro del BDSM? Y ¿qué te empujo a seguir en aquel entonces?

Llevo practicando el BDSM 14 años, y no es que nada me empujase a seguir, sino que me di cuenta de que yo era así. Para mí la condición de sumiso o Dominante es un rasgo más del carácter, como ser introvertido o extrovertido, callado o hablador. No decides ser así, lo eres y punto. Otra cosa es que te cueste más o menos tiempo darte cuenta de ello y, sobre todo, aceptarlo.

 

-Haz un recorrido hasta tus primerizos recuerdos ¿Cómo fue tu primera experiencia? ¿La recuerdas? Cuéntanos.

Supongo que si tuviera que decir un momento a partir del cual sentí que experimentaba de verdad, fue la primera vez que sostuve una fusta entre mis manos y tuve que azotar las nalgas de una sumisa… ¡Fue realmente terrible! Lo pasé fatal… (sonríe)

 

-Sí, lo debiste pasar realmente mal (le sonrío).

¿Alguna vez has sido sumiso o lo has probado? O ¿Solamente te identificas con el rol de Amo/Dominante?

Como he dicho antes, yo creo que la condición de Dominante y/o de sumiso no es una gorra que se ponga o se quite. Hay mucho debate en el mundo BDSM sobre esto, pero mi postura particular es que una persona nace Dominante, sumisa, o ninguna de las dos.

Otra cuestión distinta es que, por mi forma de dominar, me haya gustado experimentar en mis propias carnes todo lo que después quería hacer con mis manos. En ese sentido, sí que he recibido algún que otro azote, me han inmovilizado, etc. Pero todo ha sido con el objetivo de conocer para medir riesgos, nunca he sentido lo que siente una persona sumisa cuando se lo hacen.

 

-Entiendo. ¿Nos describirías qué es para ti una sumisa? Y ¿Cómo llegas a establecer una relación con ella? Cuéntanos como funciona hasta poder establecer una relación entre ambos de absoluta confianza.

Para mí una persona sumisa es una persona que se siente más liberada y más llena cuando cede determinado control sobre sí misma a otra persona. Para ello, como bien apuntas, el nivel de confianza que debe generarse entre ambos es muy alto, y no importa si estamos hablando de una única sesión o de una relación duradera.

El Dominante debe preguntar mucho, conocer mucho a la persona sumisa y tener mucha paciencia. Debe ayudar a la persona sumisa a descubrir sus propios límites (porque muchos se desconocen), fijar esos límites y comprometerse a respetarlos siempre. Además, el uso de una palabra de seguridad a utilizar por la sumisa en caso de duda, malestar o simplemente, porque se cree que se está acercando algún límite y desea parar, es muy importante a la hora de generar esa confianza, ya que la sumisa sabe que siempre puede recuperar el control de la situación cuando lo desee.

 

-Es una relación de absoluta confianza y digna de admirar, pues no cualquier persona es capaz de establecer ese grado de complicidad y seguridad a ese nivel.

¿Cómo es tu relación con ella? Como amo ¿Tienes que protegerla, cuidarla, velar por su salud y bienestar,…? Descríbenos un poco esta relación Amo-Sumisa.

Un Amo guía y acompaña a su sumisa en su camino. La sumisa marca los límites y el Amo debe respetarlos, aunque es cierto que la sumisa debe avanzar en su capacidad de entrega y el Amo está ahí para ayudarla y servir como palanca y motor que garantice ese avance, ya que las personas sumisas, por sí mismas, no pueden hacerlo.

Por todo ello, la relación de un Amo con su sumisa debe pasar por el respeto, la confianza y la preocupación. Una persona que no se preocupe por su sumisa no está practicando BDSM, sino que se está aprovechando de ella o la está utilizando, y eso no es BDSM ni esa persona, por supuesto, es un Amo.

En el BDSM no hay muchas reglas, ya que se trata de relaciones muy abiertas que se rigen en la mayoría de casos por la libre voluntad de ambas partes, pero sí hay unas reglas básicas y generales que se conocen mayoritariamente, como es el SSC (Sensato, Seguro y Consensuado). Cualquier relación BDSM que no cumpla esas tres reglas, sencillamente, no es una relación BDSM.

 

-El SSC, un nuevo termino que tendrían que tener muy en cuenta los lectores. Y ¿Se pueden tener varias sumisas? O ella ¿varios amos?

Un Amo debería tener sólo aquellas sumisas que pueda atender debidamente. En cambio, no es recomendable que una sumisa tenga varios Amos. Aunque esa es sólo mi opinión (sonríe).

 

-Voy entendiendo. Y ¿qué ocurre si rompéis la relación? O ¿sólo se trata de una relación sexual?

En mi caso, no es solo una relación sexual. Yo siempre digo que el sexo es una consecuencia, nunca un fin en sí mismo, al menos en mi caso. Si se rompe la relación, procuro tener siempre buen trato con todas las personas que algún día decidieron someterse a mí. Si lo hicieron es porque hubo mucha complicidad y confianza y, existiendo eso, es difícil que la relación personal se acabe. Otra cosa distinta es que me hayan engañado, entonces soy inflexible.

 

-Algo que se pregunta mucha gente desde fuera es, ¿en tu vida cotidiana eres una persona autoritaria y dominante? O ¿solamente lo eres con tu sumisa?

En mi vida cotidiana soy igual de autoritario y dominante, lo que pasa es que en función del momento tengo que aguantarme y reprimirlo. No puedes ir por ahí de Amo duro con tus amigos, familia, compañeros de trabajo, etc. Por eso precisamente el BDSM va sobre liberar lo más recóndito de ti mismo, y cuando digo eso no me estoy refiriendo únicamente a las personas sumisas.

 

-Subamos un poquito los grados, ¿nos describirías alguna escena vivida de esas inolvidables?

Tengo varias, pero no creo que este sea el medio apropiado para describirlas… ¿Lo leen niños? (sonríe). La verdad es que los mejores momentos siempre los relaciono con miradas… La mirada de una persona sumisa cuando se entrega a ti es muy difícil de conseguir, pero una vez conseguida, es altamente gratificante.

Recuerdo nítidamente esa mirada entremezclada de temor por no saber lo que vendrá y de impaciencia por que venga, sabedoras de que seguro que, tome la decisión que tome, las haré estremecer. 

Es justo esa mirada que, al estar de rodillas frente a mí, se desplaza de su sexo húmedo a mis ojos, y de mis ojos a su sexo húmedo, sin conseguir hallar una explicación razonable a tanto nivel de excitación. La sensación que me produce esa mezcla de indefensión por su parte y de control por la mía es inolvidable. 

 

-La mirada y su gran papel libidinoso… Nos contarías ¿qué te gusta hacer y usar en tus sesiones sexuales? ¿Qué es con lo que más disfrutas?

La parte que más disfruto del BDSM es la parte psicológica de la relación… Me gusta la estética y la parte física, pero con lo que más disfruto es con la parte psicológica. Ver cómo alguien renuncia a sus miedos y se atreve a hacer cosas que por sí misma no sería capaz de hacer, solo por complacerte, es una sensación muy bonita, que me llena de orgullo, respeto y responsabilidad. En cualquier caso, y en cuanto a utensilios se refiere, mi preferido es la fusta.

 Me encanta ver como dejan atrás su vergüenza y terminan suplicándome que haga lo que quiera con ellas. Y saber que depositan esa confianza en mí para decidir si quiero penetrarlas o azotarlas es algo que realmente disfruto muchísimo. 

 

-La confianza personalizada.

¿Nos podrías describir que pensamientos vagan por tu mente en esos momentos tan autoritarios, excitantes y dominantes hacia tu sumisa?

Pues no son pensamientos lujuriosos, créeme. Al menos por mi parte. Cuando una sumisa se entrega a ti (aunque sea en una única sesión) tu responsabilidad de ejercer sabiamente el control es muy importante. Yo siento una tremenda responsabilidad, estoy pendiente del más mínimo detalle, de sus gestos, del entorno, de captar las señales… No permito que nada se me escape y procuro siempre que la situación no se me vaya de las manos. Lo cierto es que no parece muy excitante contado así, ¿verdad? (sonríe)

 

 -Sí, muy poco excitante saber que tienes a una persona pendiente de cada movimiento tuyo, sólo para complacerte de la forma que más te gusta… No suena nada excitante (sonrío).

Un punto importante es dejar claro a todas las personas que nos leen que todo lo que hacéis y practicáis juntos es un acuerdo entre ambas personas, entre ambas partes. Es decir, en ningún momento se hace nada en contra de la voluntad de la otra persona, son normas que se han pactado previamente.

Descríbenos como funciona este acuerdo porque muchas veces la gente lo llega incluso a confundir con violencia doméstica.

Esta pregunta es muy importante. La diferencia entre una relación BDSM y la violencia doméstica radica en el consenso entre ambas partes. Una relación BDSM es igualitaria en su concepción (relación horizontal), sólo que una de las partes cede ese control a la otra de manera libre. En los casos de violencia doméstica la relación es jerárquica (vertical), siempre hay alguien por encima de alguien, y éste último (normalmente la mujer) no cede ese control, se lo roban, de forma generalmente violenta, infundiendo miedo y terror. No tiene nada que ver una cosa con la otra.

Gandhi dijo que el dolor es inevitable, pero el sufrimiento es opcional. En una relación BDSM puede infligirse dolor, pero ese dolor es consensuado, aceptado por ambas partes y con unos límites muy marcados, existen mecanismos para detenerlo inmediatamente por parte de quien lo recibe, por lo que en realidad hay dolor pero nunca sufrimiento. Aunque pueda parecer contradictorio, hay mucha relación entre dolor y placer.

En una relación violenta, además de dolor, hay sufrimiento. Y eso es lo realmente peligroso.

Siempre pongo el ejemplo de un corredor de maratones. Esa persona decide libremente entrenar todos los días, sacrifica muchas cosas por seguir su plan de entrenamiento, le dedica muchísimo tiempo. En ocasiones sale a entrenar con lluvia o nieve, y soporta calambres, agujetas, rampas, ampollas, torceduras, y muchísimas más cosas. Cualquier persona podría decir que eso es una salvajada, que supone llevar las cosas al límite, que esas cosas duelen. Sin embargo, aunque le duelan, el corredor de maratones no sufre por ellas, al contrario, llega a gustarle. A lo mejor no es un ejemplo muy apropiado, pero explica la diferencia entre dolor y sufrimiento… Otro ejemplo podría ser los zapatos imposibles a los que se suben muchas mujeres cuando quieren resultar atractivas… Eso duele mucho, ¿verdad? (sonríe)

La forma de pactar los límites es siempre desde una relación horizontal, de tú a tú, comprendiendo las motivaciones de ambas partes y respetando en todo momento las reglas pactadas, así como el uso de la palabra de seguridad.

 

-Ha quedado clarísimo, es un punto importantísimo para que se esclarezca la gran diferencia.

Por otro lado, cuando has tenido sexo esporádico alguna noche con una mujer que no tiene esta orientación sexual. ¿Cómo son las relaciones sexuales? ¿Cómo las llamáis? ¿Puedes excitarte y disfrutar también con una relación sexual convencional?

En nuestra terminología, las prácticas convencionales son conocidas con el término “vainilla”. Claro que he tenido sexo “vainilla” y he disfrutado teniéndolo, una cosa no quita la otra.

 

– Ese es otro error que cree la gente, que ya no se sea capaz de disfrutar con una relación “vainilla”.

Muchas personas que nos leen han conocido una versión light de introducción al BDSM con el famoso libro “50 sombras de Grey”.  Supongo que estarás cansado de oírlo pero ¿refleja de alguna forma el BDSM? 

Desde mi punto de vista, ese libro no refleja la verdadera dimensión del BDSM. Se basa en una relación vertical donde el protagonista (un personaje muy bien caracterizado, por cierto) NECESITA someter a la chica a causa de determinados traumas infantiles provocados por la ausencia de su madre y los malos tratos recibidos de pequeño, los cuales le hacen creer que esa es la única forma de amar que existe. Por el contrario, cuando aparece la protagonista, ésta no siente la NECESIDAD de entregarse, sino que lo hace por admiración (al principio) y por amor (después). Desde mi punto de vista, las necesidades están invertidas, respecto a lo que ocurre en una relación BDSM.

La prueba está en que al final Christian Grey reconoce que se ha “curado” y “cambia” por amor. Reconozco que este punto es el que puede hacer que la historia llegue a muchas más mujeres, pero desde mi punto de vista no es más que una novela romántica salpicada de tintes BDSM esparcidos sin ningún tipo de orden ni sentido.

 

-Y ¿Por qué crees que ha tenido tanto éxito la trilogía cincuenta Sombras? Incluso ha subido la líbido y ha acrecentado las fantasías de millones de mujeres en el mundo con y sin pareja.

Reconozco que la trilogía combina tres elementos a la perfección: por un lado, el personaje de Grey (atractivo, guapo, multimillonario, poderoso, complejo, atormentado, etc.), el cual hay que reconocer que está perfectamente construido; Por otro lado, la historia de amor del estilo “chica joven, tímida e inexperta conoce a hombre irresistible que le descubre un mundo nuevo”; y por último, el contexto de una relación amorosa salpicada con escenas de sexo poco convencional para la mayoría. Es una combinación perfecta para el éxito de un libro, aunque desde mi punto de vista su técnica narrativa no es muy buena, que digamos.

Es cierto que la trilogía ha hecho que la gente se interese más sobre el BDSM, y que lo hagan desde una posición de mayor respeto. Lo que ocurre es que el 90% de las personas (mujeres) que de verdad quieren descubrir más sobre el BDSM acaban abandonando la idea, o bien porque la realidad no concuerda con lo que sugiere el libro, o bien porque no se atreven a vivirla realmente. Para ser sumisa de verdad, hay que ser mucho más valiente que Anastasia Steele.

 

-Vamos, que vayan desbancando la idea de pasarlo “tan bien” como la señorita Steele (sonrío).

Por último, ¿Qué les recomendarías a todas las personas que nos leen y que quisieran probar e introducirse en este mundo BDSM pero no saben bien qué hacer, ni cómo?

Desde mi punto de vista, yo creo que se lo pasarían mucho mejor que la señorita Steele (me guiña un ojo).

Y respondiendo a tu última pregunta, no me gusta dar consejos, aunque sí que recomendaría a todo el mundo que se acerque al BDSM desde una posición totalmente abierta, desde el respeto y la tolerancia. Asimismo, que se informen mucho, que hablen con personas que tengan experiencia, que nunca dejen de ser ellos mismos ni permitan que les chantajeen, que se fíen de su propio instinto y que usen la cabeza… Si no conocen a nadie que lo practique, habrá que tener mucha paciencia para conocer el mundo BDSM, pero que no se dejen llevar por el ímpetu. El BDSM puede ser muy apasionante si lo vives bien, pero también muy peligroso si te pones en manos de gente aprovechada. Que recuerden siempre que, en BDSM, la sumisa es quien tiene el control y, como propietaria de ese control, LO CEDE VOLUNTARIAMENTE a quien ella decide y, por lo tanto,  debe poder recuperarlo cuando quiera.

 

Todo el equipo de Factor Mujer te damos las gracias de nuevo por acceder a contarnos tu experiencia y visión, de tal forma que la gente pueda hacerse una idea más certera del amplio mundo BDSM.

¿Os gustaría seguir a Amo Dark? Podéis hacerlo mediante su cuenta de Twitter: @Amo_Dark

*El nombre real del entrevistado ha sido sustituido por otro para reservar el derecho al anonimato.

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