-Bueno Marta, lo primero muchas gracias por acceder a esta entrevista. Y para empezar ya a romper el hielo, cuéntanos ¿en que momento de tu vida empiezas a excitarte concretamente con la sumisión?
Bueno… Lo mío viene de largo. Desde pequeña, antes de tener relaciones sexuales, ya me empezaron a excitar escenas de sexo bruto, donde el hombre estaba claramente por encima de la mujer y hacia uso de su fuerza para hacer y deshacer a su antojo, mientras ella sólo se dejaba que le hiciera
A la hora de masturbarme empezaba pensando en cosas “normales” y a medida que me iba excitando la historia en mi mente iba volviéndose más y más agresiva… hasta el final. Era algo que no podía (ni puedo) evitar.
–Te sorprendería saber a cuantas mujeres les excita imaginarse en una situación sexual viéndose sometidas a cierta “agresividad”, aunque voluntaria.
Bien, ¿recuerdas la primera vez que te sentiste sometida a las “ordenes” de otra persona? Cuéntanos como fue tu experiencia.
Sí, a los 19 años casualmente topé y empecé a salir con una persona que le gustaba. Fue algo que totalmente fluyó solo. Básicamente él en ningún momento me dijo que fuera así, ni yo le ponía pegas a lo que me hacía. Supongo que a la hora de acostarnos nos dejábamos llevar y acabábamos como acabábamos…
Recuerdo claramente la primera vez que me obligó a arrodillarme delante de él con las manos cogidas a la espalda. Y al comenzar con sexo oral me tiraba del pelo para que lo mirara a la cara y me ordenaba lo que quería que fuera haciendo mientras tanto, o simplemente me recordaba que yo sólo estaba allí para hacerle sentir placer a él. Esa es la imagen más nítida que tengo del principio, cuando él ya había dejado clara la jerarquía.
-Entiendo, a ambos os gustaba lo que os hacía sentir cada uno desde su posición.
Y ¿Qué te hizo seguir introduciéndote en esta práctica?
Bueno en mi caso lo tenía fácil para repetir porque mantuve con esa persona una relación de dos años. Era una práctica que me encantaba y ya no quería volver al sexo convencional. Como era de esperar la cosa cada vez iba a más, pero a la vez teníamos mas complicidad y confianza, algo esencial para que para mí esto no suponga una mala experiencia.
-Exactamente, la confianza es la base.
En tu caso, ¿qué práctica te gusta que te hagan? Y ¿Qué te gusta que te digan?
Pues me pone muchísimo que me cojan de la cara y me besen, que me laman los labios, me sube un escalofrío que cuando voy loca a besarle se aparte y me diga que NO.
Me encanta que me pida que abra la boca y saque la lengua mirándole de rodillas y él coja su pene y empuje cogiéndome de la cabeza con fuerza. Intentar tirar para atrás mi cabeza y que siga haciendo más fuerza hasta que me deje coger aire al límite de ahogarme. También me excita que me coja la cara, me haga abrir la boca y escupa.
Que me tenga cogida del cuello antes de penetrarme y me tenga rogándole que me penetre ya, y él me diga que no, que se hará cuando él quiera. Entonces que me pregunte si lo he entendido y decirle apenas un “si” de lo excitada que estoy (que él sabe que en ese momento le digo que sí a todo), y verle la cara tan seria con la que me mira, esa mirada dura sin un ápice de compasión. Y cuando él decide, que me penetre muy poquito y vea como me cambia la cara de placer y sonría. Pedirle más, que me penetre del todo y él me diga que no de nuevo, que aun no, que todavía no ha terminado de hacerme sufrir.
Me pone que me tape la boca para ahogar mis gemidos, incluso que me ordene callar. Me encanta el “shhhh” cuando me penetra con fuerza y es casi imposible callarse, ya sea medio por placer, medio por dolor.
También me gusta que me hable, que me recuerde que soy suya. O que al verme que llego al orgasmo me prohíba tenerlo. Cuando esté a punto de llegar que pare, en ese momento siento una sensación de tener todo el cuerpo súper sensible y no consigo correrme. De tal forma que cuando vuelva, estaré a punto de correrme, sólo con que me roce un poco, y que vuelva a prohibírmelo me correré. Que me haga aguantar hasta que por fin escuche las palabras mágicas “córrete puta” y experimento el mejor orgasmo de mi vida, literalmente. Entonces tengo todo el cuerpo extremadamente sensible y haga lo que me haga, muerda donde me muerda, coja donde me coja, pegue donde me pegue… todo lo noto descomunalmente placentero, es increíble.
-Estoy segura que estas situaciones que nos describes son de lo más excitantes para algunas mujeres y también para algunos hombres. Son situaciones basadas en una confianza y comunicación mutua admirable que sólo se puede entender realmente desde dentro.
Vuelve a recordar esos momentos, ¿Qué sientes cuándo estás en esa situación tan erótica para ti? ¿Qué pensamientos viajan por tu mente en ese preciso momento?
En ese momento me siento suya completamente, y eso me encanta. Pienso que no le diría que no a nada en esos momentos… quiero obedecerle en todo lo que me diga. Quiero satisfacerle…
También pienso en el placer que estará sintiendo él al tener ese control sobre mi, en realidad me preocupa sólo su placer, sentir lo excitado que está es lo que hace que me excite yo más y llegue al orgasmo.
-Entiendo, su placer es el tuyo y viceversa.
¿Hubieras imaginado alguna vez que te excitaría fuertemente esta orientación erótica? ¿Por qué?
Sí, porque es algo que te das cuenta pronto que te gusta. A lo mejor hay gente que no lo practica pero sabe que le excita. Cuando tu propia imaginación por si sola termina en alguna situación de dominación o sumisión, en tus fantasías sexuales por ejemplo. Yo ya te digo que me di cuenta rápido… aunque mi primera experiencia fue a los 19.
Por ejemplo, después estuve con otro chico que jamás había dominado a una chica en la cama. Poco a poco le fui guiando o “pervirtiendo” y terminamos teniendo una relación igual. Al tiempo, cuando ya no estábamos juntos, me confesó que ahora se aburría en la cama teniendo sexo convencional con las demás chicas.
-Entiendo. Una vez que lo has probado y has sentidos experiencias nuevas, muy placenteras distintas a las habituales y con las que te sientes identificado/a, es como que el resto ya no es lo mismo. La experiencia enriquece.
¿Nos describirías una situación de sumisión inolvidable?
Por supuesto. Conocí a una persona muy especial y enseguida conectamos, luego nos dimos cuenta de que nos gustaba lo mismo también sexualmente. Jamás olvidaré cuando nos acostamos por primera vez… Como me cogía, como me besaba, como me humillaba.
Me tenía rogándole que me hiciera el amor muchísimo tiempo, hasta que no podía más y me penetraba cogiéndome con fuerza por la cintura hasta dejarme sus dedos marcados y haciendo daño. Pero por más que le pedía que parara, que me hacia daño, más fuerte lo hacía y me decía que le daba absolutamente igual. Me ponía a cuatro patas y me azotaba fuerte el culo hasta dejarme la mano marcada y no le importaban mis gritos. Yo intentaba cogerle los brazos para que parara pero me agarraba de las muñecas con fuerza y las ponía en mi espalda inmovilizándome.
Yo jugaba a forcejear un poco hasta que se hartaba y me ataba las manos, me daba la vuelta y me tapaba la boca diciéndome “no quiero ni oírte zorra, ¿te vas a callar? ¿te vas a portar bien?”. Yo afirmaba con la cabeza, y él me decía “te voy a quitar la mano de la boca y quiero que estés calladita”. Cuando la quitaba comenzaba a penetrarme fuerte y rápido y yo creía que moría, cerraba la boca con fuerza para no soltar ni un gemido porque tenía que obedecerle, y si no lo conseguía se enfadaba y me azotaba las nalgas, me cogía de la cara y me decía “¡¡shhhh!!”.
Recuerdo que cogía mis braguitas y me las metía en la boca, mientras de la fuerza por aguantarme a mi se me saltaban las lagrimas. Él me miraba con seriedad y me decía “¿¿ves lo que me obligas a hacer por no obedecerme?? ¡Me obligas a castigarte!”. Entonces me tumbaba boca abajo, yo totalmente inmovilizada y humillada y hacia conmigo lo que quería… hasta que se aburría y se ponía encima de mi cara, me agarraba fuerte del pelo y se corría encima. Después me dejaba así, llena de semen y saliva mientras él se relajaba…
-Muchas situaciones pueden ser difíciles de soportar aunque siempre son de consentimiento mutuo, pero ¿Has pasado un miedo considerable en algún momento? ¿Por qué?
Debo reconocer que sí.
Aunque como he dicho anteriormente es esencial para mi que haya una complicidad y saber que hay respeto mutuo, en alguna ocasión la cosa se ha ido de las manos. No se decir exactamente porque, si fue un gesto de su cara, si fue culpa mía que vi cosas donde no las había… pero alguna que otra vez he dudado de si iba a hacerme daño de verdad. Y que te entre ese miedo estando inmovilizada y sabiendo que no puedes hacer nada es algo horrible, y hace que se magnifique increíblemente el agobio.
Además claro, piensa que estás jugando todo el tiempo a que quieres desatarte, o que te deje tranquila cuando en realidad tanto tú como él sabéis que es “mentira”, un juego. Pero cuando te entra esa inseguridad por mucho que fuerces o le digas en serio que quieres que pare, no lo hace, y no se pasa un buen rato la verdad. Yo en alguna ocasión he llegado a pasarlo muy mal.
-Entiendo y por eso llegados a este punto de la entrevista tengo que preguntarte, ¿fuera del ámbito sexual te consideras una persona sumisa? o ¿sólo se trata de una orientación sexual que te excita?
Te lo tengo que comentar porque bien sabes que existen aun muchas mujeres que relacionan el BDSM y el “rol sumiso” con una falta de respeto, de valía, incluso de machismo.
Hay muchísimas personas que les cuesta encajar que solamente es una orientación sexual donde ambas personas se identifican y llegan a un acuerdo pactado donde no se hace nada que la otra persona no quiera o consienta.
Claro ¡Es una orientación… por supuesto!
De hecho, en mi vida cotidiana soy una mujer con un carácter bastante fuerte. Jamás permitiría que se me faltara al respeto. De hecho al mínimo indicio de acto machista en serio o cualquier falta de respeto, freno y pongo las cosas claras.
En esta practica las dos partes tienen que pasarlo bien y sentirse cómodas, tranquilas e identificadas. Es complicidad y disfrute mutuo. Aquí nadie se está aprovechando de nadie.
-Gracias por aclararlo, insisto en que es una parte clave que todo el mundo tiene que tener clara.
Y bueno, cuéntanos ¿cómo pudiste encontrar a alguien que le gusta ejercer la dominación en el ámbito sexual? Seguro que hay mucha gente que quiere empezar a introducirse en esta práctica y no sabe muy bien por dónde tirar o a dónde ir.
El consejo que yo le doy a la gente, aunque suene muy típico, es que tenga comunicación. Es algo que se puede hablar abiertamente si hay confianza, y se sorprenderían de la mucha gente que hay y les excita esa orientación.
Hablar, probar… considero que en el sexo es algo esencial. Ese es mi consejo, más que ir por ahí pidiendo que te dominen, mas que nada porque a mi no me gusta que lo haga un hombre cualquiera que no conozca o no tenga la tranquilidad de que no va a hacerme nada que no quiera. Es obvio.
-Exacto, la complicidad y confianza de la que hablábamos anteriormente.
Y en tu caso, ¿Has practicado la sumisión con distintas personas o sólo con una persona concreta? ¿Por qué?
No lo practico con cualquiera, claro. Mas que nada porque si me ligo a un chico una noche, no puedo darle una charla antes de lo que me gusta que me hagan o como me traten. Tampoco creo que eso me cree una buena fama de cara a él. De todas formas, jamás he sido sumisa con alguien que no sepa que ante todo me respeta, y puede que no me excite verme envuelta en una situación donde me sienta utilizada en contra de mi voluntad.
Por otro lado, supone un problema porque en el caso de tener sexo esporádico “corriente” con alguien, es como… bueno… no ha estado mal… No es lo mismo.
-Totalmente entendible. Pero, ¿sientes que si no es mediante la sumisión sexual te cuesta excitarte?
Completamente. Pero a ver me explico, me lo puedo pasar bien manteniendo una relación sexual de lo mas convencional con alguien pero me falta esa chispa, esa rabia, esa locura que sólo me hace sentir verme dominada por él.
Entiendo. La sumisión es una parte importante y altamente excitante para ti pero puedes excitarte igualmente y pasarlo bien aunque no haya ese acto de sumisión. Simplemente que tu excitación y morbo no es el mismo. Una vez que conoces y pruebas distintas experiencias es cuando puedes elegir que es lo que más te gusta y lo que menos.
Sabes que el mundo BDSM es muy extenso y existen diversas prácticas. ¿Cuál de ellas es tu preferida? ¿Hay alguna que te gustaría probar y aun no lo has hecho?
Me excita muchísimo que me aten y me amordacen. Soy una persona muy sensible a todo, siento muchísimo placer en todo el acto sexual, y además llego al orgasmo varias veces. El sentir ese placer y estar atada y no poder hacer nada para desahogarme, gemir, coger, arañar… es algo que me mata. Y que me hagan sentir así me vuelve loca.
¿Sabes lo que me encantaría y tengo pendiente? ¡Comprarme miles de artilugios de esos de tortura! Me encanta juntar el placer con el dolor. Creo que no hay mejor sensación que sentir las dos cosas a la vez.
-Exactamente. De hecho, cuando mantenemos relaciones sexuales, en el cerebro intervienen hasta 30 zonas distintas que tienen que ver con el tacto, el placer, la memoria y el dolor.
Y por último, ¿qué aconsejarías a nuestros lectores que se quieren introducir en este mundo?
Lo único que podría aconsejarles es que si les excita eso, que lo comenten. Quien sabe, ¡quizás a la otra persona también le guste, lo descubra y se identifique!
Por otro lado no puedo sugerir ningún medio para ponerse en contacto con gente introducida en este mundo porque no lo se. Realmente no he estado sometida a un Amo que esté metido en el mundo del BDSM, con experiencia y que pueda guiarme.
Supongo que en el fondo todos somos un poco pervertidos… (sonríe).
Supones bien (sonrío).
Muchísimas gracias por concederme esta entrevista y por contar tu perspectiva personal a la gente que nos sigue y nos lee en Factor Mujer.
*El nombre real del entrevistado ha sido sustituido por otro para reservar el derecho al anonimato.
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