Temía el día se San Valentin. Los últimos años ese día había sido una completa tortura por parte de su pareja pero ese en concreto no había pasado nada, cuando lo normal era que algo pasara, y claro, estaba pendiente de ello, mirando por todos los rincones. Nada.Agotada, se había dado por vencida y metido en la ducha para que el agua la relajara. Total, tampoco es que quedara mucho del día de San Valentin, y encima él estaba de viaje. 20 minutos después salía de la ducha y trataba de coger el albornoz para… Parpadeó varias veces dándose cuenta que toda su ropa había desaparecido dejando solo un tanga rojoy una nota: “Vístete”.Cogió con dos dedos el tanga que se veía minúsculo y miró alrededor, rebuscó por ropa en cualquier cajón, o toallas, lo que fuera. Nada.
Se colocó el tanga con un lazo en el trasero y abrió la puerta donde se encontró a su hombre apoyado en la espalda con los brazos cruzados. Ella, tapándose sus pechos con los suyos, lo contempló. Tenía la camisa casi desabrochada lo que dejaba ver su pecho y los pantalones tenía el botón abierto.
Él sonrió ladino mientras le indicaba con el brazo que avanzara hacia el final del pasillo. Así lo hizo, mirando de reojo hacia atrás para encontrarlo embobado con el lazo lo cual hizo que instintivamente se tapara. Si se le ocurría tirar de ahí…
Cuando llegó al final vio la habitación cubierta con sedas rojas y una cama hecha con forma de corazón con pétalos de rosa. Se había vuelto a superar… pero esa noche sería otra de las que no iba a dormir.
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