Se entiende por zonas erógenas, aquellas partes del cuerpo que al ser estimuladas de alguna forma, producen una gran sensación de placer y pueden llegar a excitar sexualmente.
A la hora de mantener relaciones sexuales, muchas veces, caemos en el error, de ir directamente a estimular zonas en concreto, pero hoy me gustaría que abrierais vuestra mente y os centraseis en zonas erógenas más allá del clítoris, del pene, de la vagina y los pechos.
Todo nuestro cuerpo es una gran zona erógena, y existen tantas zonas erógenas placenteras como personas, es decir, no existe una zona erógena correcta, sino que cada persona siente más placer y excitación en unas zonas u otras, pero ¿cómo se descubre? EXPLORANDO.
Con las prisas nos olvidamos de descubrir y experimentar nuevas sensaciones, que nos pueden ayudar a sentir más placer y excitación, llegó el momento de relajarse y aprender a disfrutar de sensaciones corporales que hablan por si solas.
Nombremos algunas zonas erógenas
Los ojos: Los parpados tanto femeninos, como masculinos están llenos de terminaciones nerviosas, que se pueden estimular fácilmente, pasale la lengua suavemnte a tu pareja, o acariciarlos con la yema de tus dedos, produciendo sensaciones agradables y estimulantes.
El cabello: Un masaje en el cuero cabelludo previo a las relaciones sexuales puede resultar para muchas personas muy placentero y excitante, también durante el coito o la masturbación se puede tirar de él, acariciar, oler, tocar… provocando múltiples estímulos.
Las orejas: Por su gran número de terminaciones nerviosas se convierten en una zona muy sensible. Puedes rozarla suavemente alternado tus labios y tu lengua, sobretodo detrás del lóbulo. Y si además lo combinas susurrándole palabras que le gusten a tu compañero/a al oído, aumentarás la excitación.
La espalda: Zona bastante extensa, con la que se permiten caricias de todo tipo, con tus manos, tu lengua, labios, incluso el roce de tus genitales. Puedes aprovechar también el uso de cremas, geles o aceites aromáticos, untándolos por toda la espalda y luego deslizando tu cuerpo sobre la espalda de la otra persona.
El cuello: Normalmente, a la mujer le encantará que apartes suavemente su cabello lejos de la nuca, y lo acaricies suavemente, lo beses, lo lamas, incluso lo mordisques levemente.
Parte interior de los muslos: Es una zona poco explorada y muy sensible. Puedes apartar las piernas y acariciar la parte interior alternando los dedos, la lengua y los labios. Mantente todo el tiempo que puedas lejos de la vagina o el pene, esto aumentará aún más su excitación.
Los pies: masajearlos y acariciarlos harán que te relajes, te distiendas, aflojes tensiones…El masaje suave entre los dedos, hará que la estimulación sanguínea fluya. Prestemos atención al empeine y el talón, estos resultan sumamente eróticos. Idea: puedes coger el pie de tu compañera/o entre tus manos, dejarlo reposar sobre tus genitales y masajearlo suavemente.
Podríamos seguir nombrando zonas erógenas (el perineo, las nalgas, los brazos, las muñecas, la boca, las ingles…), pero como bien dice el título: todo nuestro cuerpo es un gran mapa erótico; aquí tienes algunas pistas que podrán ayudarte, pero solo indagando y rastreando tu cuerpo podrás conocer realmente las tuyas.
Tú experiencia
¡Animaros y confesarnos vuestras zonas erógenas preferidas! Seguro que también ayudáis con ello a muchas de nuestras lectoras y lectores 😉
Idea de juego
¿Conocéis nuestro sello corporal? Os ayudará a guiar a vuestra pareja. Márcale las zonas erógenas de tu cuerpo y que las vaya descubriendo/estimulando, veréis que divertido!