Tumbada como estaba no tenía mucha oportunidad de movimiento, temerosa de que se pudiera caer algo y entonces ser peor… Pero lo que estaban haciendo era… No tenía nombre. Desnuda, cubierta por una fina capa de chocolate, adornada en algunas zonas por un poco de nata montada, Yacía sobre la mesa de la cocina no tanto como el aliento cálido y la lengua húmeda de su pareja era la culpable de que su piel estuviera encendida cada vez que la tocaba.
Notaba como el chocolate iba abandonando su cuerpo, sustituido éste por La sensación que se estaba dejando el contacto con la lengua caliente y mojada, los labios que chupeteaban la piel y le daban pequeños mordiscos, a cada cual mas excitante conforme se acercaba a esa zona más especial.
Las manos de él le acariciaban los pechos, los encerraban en sus manos y apretaban para frotarse las palmas contra sus pezones ya inflamados y deseosos de su boca. Su boca… acudía rauda hacia el lugar que era el centro de feminidad. Lo notaba, estaba tan cerca pasando por sus muslos, por la cara interna, que no podía hacer otra cosa que suspirar porque llegara, porque cuando lo hiciera…
La lengua juguetona rozó de arriba a abajo sus partes y ella se levantó sobre la mesa, la espalda abandonando el contacto, su cuerpo queriendo estallar pero sin poder hacerlo ahora que ya no estaba ahí lo que necesitaba. Los sonidos ahogados de una risa la envolvían cuando notó de nuevo otra sensación, una que no esperaba de una bala vibradora con la cual no pudo controlar su cuerpo y…
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