Redescubre

Lo tenía todo para él, dormido como estaba. Se suponía que, si se acercaba o tocaba la cama, se despertaba, pero eso no había ocurrido en esa ocasión lo cual le venía genial...

... porque, con ello, podía probar su nuevo juguete antes de que él lo usara en ella y ya no pudiera hacer nada.

Abrió el cajón de la mesita y sacó el vibrador dedo que había comprado, un guante con el cual, en las yemas, tenía unos vibradores. Iba a hacerle disfrutar hasta el máximo, hasta conseguir exprimirlo y entonces pedirle más.

Colocó el guante y lo accionó notando la vibración. Pecó de curiosa al querer saber lo que se sentía y puso el guante sobre sus pechos. Él se movió ante el movimiento que ella hizo y retiró deprisa la mano. Si eso había sido un momento, ¿qué le ocurriría a él? Una pequeña risa salió de sus labios y lo destapó un poco, con cuidado, pasando la mano sobre su cuerpo.

Fue bajando de su pecho, los pezones, el vientre, tocándolo en esa zona que, aún dormido, estaba despertándose por sí sola. Y solo cuando lo notó duro lo rodeó con la mano moviéndola arriba y abajo. La respiración de él se aceleró y su cuerpo comenzó a moverse más.

Pero, cuando pensaba que iba a darle una sorpresa haciendo que se corriera, unas manos la agarraron y no tuvo tiempo de afianzarse, el cuerpo de él encima, una mano sujetando la del guante mientras la miraba salvaje, curioso, sorprendido; había muchos calificativos en ese rostro.


Relato erótico by Kayla Leiz (abril 2013)


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