La risa de ella llenó sus oídos y trató de moverse para que se diera cuenta que necesitaba que fuera más rápido. Pero no estaba por la labor de satisfacerlo... aún.
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Quitó la mano de su ano y dejó a su pene solo, a pesar de la erección que tenía y las ganas. Cogió un bote de lubricante y lo echó por las nalgas frotándole y empapándose las manos mientras ésta se iban ocupando de lubricar bien por ambos extremos y por el ano, forzando la entrada de dedo en dedo observando cómo el agujero se iba haciendo más grande según ella empujaba más profundos los dedos. También se ocupaba del perineo al que iba acariciando poco a poco hasta alcanzar los testículos y su pene, todo envuelto en el lubricante.
Por favor... - Suplicó.
Ahora mismo, cariño. - Cedió ella abandonando de nuevo su cuerpo para coger un estimulador del punto P con el cual hacerle ver las estrellas.
Extendió una buena capa de lubricante para no hacerle daño y se ayudó del diseño que tenía para conseguir tener fuerza para introducirlo. La forma que tenía era perfecta para poder abrirle poco a poco el agujero pero aún quedaba un poco. Escuchó el gemido de él y eso la hizo mojarse a ella. Iba a ser complicado hacerlo despacio con las ganas que le tenía a él.
Movió el juguete alrededor para ir buscándole el punto G y, cuando vio la reacción que su chico tuvo al rozarle, supo que estaba ahí. Metió un poco más el estimulador y empezó a sacarlo y meterlo frotando esa zona mientras su otra mano, por fuera, le acariciaba al mismo tiempo el perineo para sentir el consolador por fuera.
Dios.... - Siseó él antes de no aguantar más y llegar a su orgasmo.
Relato erótico by Kayla Leiz (noviembre 2015)
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