No sabía si era por el alcohol que había tomado o por la forma en que esa chica se había metido en su espacio personal y la había avasallado de tal modo que se le había colado prácticamente en sus pantalones, pero ahí estaba ella, besándose con una mujer...
En stock
... a la que apenas conocía, en el baño de la discoteca, sin nada más que sus manos experimentando y tocando, acariciando y masturbándose la una a la otra.
Al principio la había tomado por sorpresa y no sabía qué hacer ante esa acometida pero pronto se le había subido la excitación a la cabeza, o quizás el alcohol, y se había dejado llevar.
Su compañera olía a alcohol también pero, al contrario que los hombres, su olor era más femenino y sensual. No sabía qué perfume usaría pero le preguntaría cuando le devolviera su lengua, en ese momento en la boca de ella acariciándola interiormente.
Sus manos estaban bajo los pantalones rozándose de una manera íntima y sabiendo dónde tocar para producir el éxtasis en pocos minutos.
La chica se separó y la miró enfebrecida por la pasión.
No sabía por qué pero eso no presagiaba algo que pudiera calificarse como “normal” después de un beso como el que habían tenido.
La chica se agachó a su bolso y sacó un arnés vibrador. ¿Qué tanto más allá era usar eso entre dos mujeres? Se quedó mirándola esperando la decisión de ella pero es que a su mente se le había olvidado pensar... ¿Podría llegar a hacer algo así con una mujer? Bueno, había empezado y la cosa iba bien, quizás por probar no perdiera nada.
Mientras la amiga que acababa de conocer se colocaba el arnés, ella la mirada como si estuviera vestida de diablesa, cosa que en realidad no lo estaba, teniendo en cuenta que se había deshecho de sus pantalones y que la camiseta estaba levantada.
Ella mientras conservaba la camiseta pero los pantalones y la ropa interior habían volado de su lugar y solo observaba ese pene que tenía el vibrador, duro, predispuesto y desde luego nada oloroso. ¿Tendría el mismo gusto si probaba a chuparlo?
Ella se agachó y tocó el pene. Parecía cómodo y el tacto era agradable. Cogió su bolso y sacó un condón que colocó en el pene (nunca se sabía) y empezó a masturbarlo con la boca mientras la chica le acariciaba la cabeza y la guiaba para darle más placer de forma indirecta. Esa sensación empezó a hacer mella en su cuerpo y pronto se calentó estando haciendo eso con otra mujer. Quería tocarla más profundo pero el hecho de estar haciéndolo con ese pene le hacía querer más.
Subió las manos hacia arriba y le acarició los pechos pellizcándole los pezones. Fue ese el momento en que la chica se apartó, alzó a la otra y la obligó a ponerse de espaldas apoyada en el WC para penetrarla desde atrás con fuerza y rapidez, dejando que la vibración las embargara a las dos y les sirviera mientras ella la embestía y las dos disfrutaban del momento.
Así llegaron al clímax las dos derrumbándose hacia delante.
Relato erótico by Kayla Leiz (febrero 2013)
¿Qué opinas tú sobre este artículo?
¿Tienes alguna duda sobre este artículo?
Haz tu pregunta